lunes, 25 de julio de 2016

Duelo al sol

En la playa he presenciado el duelo entre un vendedor pakistaní, de esos que arrastran el carrito de bebidas por la arena y un imbécil que estaba con su amigo a un centenar de metros de la orilla. El imbécil le llama y el vendedor por señas le indica que se acerque porque está muy lejos para ir hasta allí. El imbécil niega con la cabeza y le hace señas con la mano para que acuda. Y durante medio minuto ambos se quedan quietos, el vendedor maldiciendo por lo bajo y el imbécil haciendo no se qué, porque estaba a contraluz, con el sol en su espalda, aunque con las gafas de espejo puestas. Ni falta que hace saberlo, porque todos los pijos de playa se parecen. El caso es que, como suele suceder, la necesidad se ha tragado al orgullo y pese a mis patéticas advertencias de que no fuera, el vendedor se ha desplazado cargando con una bolsa de bebidas por la arena ardiente y seca para servir a los dos impresentables. Me hubiera gustado que desde las dunas del camping, que tiene todo el aspecto de un poblado de peli del oeste, algún disparo certero arrancara la cerveza de la mano del imbécil al dar el primer trago. Seguro estoy de que todos los que presenciábamos la escena hubiéramos aclamado al justiciero. Como no sucedió, lo suyo hubiera sido improvisar una colecta y comprar allí mismo toda la mercancía. El dinero quizá hubiera alcanzado, pero no el valor para montar el número. Y debido a ello, aquí estoy arreando mandobles metafóricos y vengándome en diferido. En cualquier caso, me consuelo pensando que el vendedor no necesitaba de la ayuda de ningún Quijote o Tom Doniphon porque yo en ningún momento le vi perder la dignidad, más bien todo lo contrario y todo lo viceversa.

viernes, 15 de julio de 2016

Extraña situación

El otro día, yendo hacia el insti, en la rotonda que da acceso a la comarcal de Villamarchante un coche negro que se había parado en el stop hizo ademán de salir, frenó en seco y yo, que iba distraído, lo golpee por detrás. No es que fuera un gran golpe, pero sí suficiente para dejarle marcado el parachoques. El caso es que pensaba pararme en la misma rotonda, pero el coche siguió adelante, tomamos ambos la comarcal, ahora estaba seguro de que se detendría en el arcén, pero él, sin prisa ni pausa, siguió su camino a velocidad constante. Y así fuimos, uno detrás de otro durante tres o cuatro kilómetros que a medida que pasaban me llevaban de la intriga por cuándo pararía a la perplejidad porque no lo hiciera. Una extraña situación, más extraña todavía porque en un momento dado me percaté de que no divisaba al conductor del vehículo. Pudiera ser que el asiento lo tapara, pero siempre se ve una cabeza que asoma, un codo que reposa en la ventanilla, la blancura de un brazo que gira con el volante. Nada. Como seguir a una de esas diligencias o buques fantasmas del pasado por una pavimento tercer milenio. Y así anduvimos hasta la entrada del pueblo, donde me desvié hacia la calle del instituto ya sin valor para echar otra ojeada ahora que tenía una vista más lateral. No supe más de él. Esperaba que esa misma noche me hubiera despertado para hacer los papeles, pero ni siquiera.

jueves, 14 de julio de 2016

Coces estéticas

“Coces estéticas”, “Sexo luso”, “Letrinas en la Acrópolis” y “Biquinis troquelados”, son los algunos títulos de los panfletos antirretóricos ideados por Ricardo Lobo Lucas durante sus muchas horas de permanencia en la playa de la Patacona, junto a la acequia de Vera. Ahora que dispone de tiempo libre, Lobo se plantea escribir el primer panfleto de la serie: “La luz, brother, la luz” una defensa de la luz cenital frente a la oblicua, pero con este calor, cualquiera se atreve


lunes, 11 de julio de 2016

Los neochilenos

Me gustaría escribir un poema como Los neochilenos de Bolaño, pero claro, no soy Bolaño. Aunque parezca una obviedad, este tipo de constataciones, si no te paras a hacerlas, pueden arruinarte el placer de la lectura, y hasta la vida.

domingo, 3 de julio de 2016

Dar con la tecla

A veces cuando trato de escribir "pero" aparece en pantalla la palabra "peor" y el caso es que y no sé si me equivoco o es que la máquina me sobreinterpreta