Un artículo de Juan Soto Ivars sobre el asunto Rubiales.
LUIS RUBIALES, PEIO H. RIAÑO Y LA GRAN PICADORA DE CARNE HUMANA
Ya antes de la tormenta, ese pico podía interpretarse como inapropiado y tonto. Inapropiado, porque Rubiales tiene un cargo y Hermoso no, y esto alimenta la confusión; tonto, porque cuando ostentas un puesto como este tienes muchos enemigos. No te odian por ser tú, les da igual si eres machista o feminista: solo quieren tu puesto y usarán cualquier cosa para destruirte. Son como tú, pero sin lo que tú tienes.
Espontáneo fue, sin duda. En la efusividad se rompe el protocolo: las jugadoras abrazaban a la reina, que se supone que no se puede hacer. Además, se ve que no se había enterado Rubiales de que la espontaneidad, ese tesoro español, ya lo hemos cambiado por una rigidez yanqui de importación. Pero recordemos: "inapropiado" solo es sinónimo de "criminal" en las sociedades puritanas. Si la conducta anterior de Rubiales ofrecía motivos para investigarlo, tiene narices que haya sido ese beso lo que organice la mundial. No se ha activado así la justicia, sino la aleación de soflamas comprometidas y prensa rosa de siempre. Hay quien llama "lucha" a participar del cotilleo. Normal, entonces, que Sálvame haya terminado progresista. Ese beso no era cosa de dos para la izquierda del visillo. Si había sospechas de Rubiales, abrir una investigación interna y transparente hubiera estado bien Si había sospechas de Rubiales, abrir una investigación interna y transparente hubiera estado bien. Y si de la investigación salía algo grave, entonces inhabilitación y a los tribunales, a probar los delitos. No sería tan divertido para el vulgo, pero así nos las queríamos gastar antes en los Estados de derecho. Lo sé: una investigación que busca la verdad en vez del lucimiento político, suena a cosa rancia y antigua. Como la presunción de inocencia, escuchar a las dos partes o el derecho a tutela judicial efectiva. Hoy se piden juicios populares y lapidación. Y aunque admito que es más entretenido y espectacular, y que permite a cada cual desahogar sus traumas mientras manadas de hienas políticas salivan con el filete, no es justo.
Escándalo de fabricación nacional
Todo este escándalo precocinado me ha hecho recordar el del colegio mayor, cuando abrió la caja de los truenos otro vídeo sin contexto de estudiantes berreando obscenidades machistas en las ventanas. Entonces como ahora, sin esperar a que hablasen las destinatarias de la "agresión", la tropa de políticos, periodistas y activistas elevaron el caso a atentado terrorista contra la mujer en abstracto.
Cuando las chicas juraron que estaban jugando con ellos, ¿qué dijeron los que tanto hablan de consentimiento y de escuchar a las mujeres? Pues que no valía. Que tenían que ser víctimas, como estas ganadoras del mundial tenían que ser mujeres débiles y sometidas a un hombre malvado, es decir, carne protegida por el ministerio. Políticos y periodistas son los que te dicen a ti cuánto te ha dolido y qué grave es, y tratan de forzarte a admitirlo con su apelación a los Derechos Humanos. Decretan que te ha pasado algo y si no les sigues el juego no eres mujer... Lo que venían a decirnos era: "Una víctima no necesita que le haya pasado nada malo para serlo. Una víctima es quien nos interesa". Porque tú y tus compañeras ganáis un mundial en una gesta deportiva salvaje, pero, como el feminismo institucional no ve el fútbol, te homenajean si te besa un calvo. El truco es perverso: revientan a un hombre a fin de poder utilizar al mayor número posible de mujeres en su beneficio.
La unanimidad en los medios era falsa. No resultado de estar de acuerdo, sino del miedo a decir que en esa imagen no se veía una terrorífica violencia machista. Santiago Segura dijo en Twitter que era una pena que un asunto tan "marginal" eclipsara el triunfo, y tuvo que borrar porque lo acusaron de trivializar las violaciones. Las violaciones, sí. El pico de Rubiales. En el podio, al lado de la Reina y de la Infanta.
Lo mejor era callarse, pensaron muchos, pero tampoco, porque te abroncaban si no te "solidarizabas". A Rafa Nadal lo hostigaron sin que abriera el pico, con lo que demostraron ser unos Djokovic en el deporte de levantar dedito. La hipocresía campaba tanto que al final la FIFA entró en juego y nos dijo lo que es feminista tras organizar un Mundial en ese país donde las mujeres eligen entre ser bestias de carga sumisas o apedreadas.
Mientras vigilantes como Idafe Martín pasaban haciendo sonar la porra contra los barrotes y salía por la tele Irene Montero, algunas voces discordantes aparecían, claro, pero fíjate qué cosa: las contundentes y sin tapujos, las que no pedían perdón por no ver el traje de la emperatriz, casi todo mujeres. Rosa Belmonte, Clara Serra, Guadalupe Sánchez, Rebeca Argudo, María Jamardo o Begoña Gerpe decían cosas sensatas, como que eso no podía considerarse delito, mientras acreditados sobones y arpías de televisión fingían y exigían dimisión y cárcel para Rubiales. "Tenéis más muertos en el armario que Leatherface", pensaba yo. Y, por si hubiera dudas, en la estela del caso estalló otro escándalo más modesto alrededor de Peio H. Riaño, periodista de eldiario.es que también trabajó aquí.
Riaño es uno de esos hombres deconstruidos que terminan hablando con blandura lubriscente, se incluyen en el "todas" y dicen "brava" a cualquier chica que haya dicho algo que el activismo aplaude. Un tipo que a mí me caía fatal, pero no por las tontunas que escribe, que esto lo perdono siendo yo el primero que lo hace, sino porque conmigo fue un cabrón y también puteó a amigos y amigas. Como ya he dicho mil veces, conozco un montón de psicópatas que se han hecho pasar por aliados feministas para pillar cacho Riaño, fulminantemente cancelado, es de los que dicen que la cultura de la cancelación es un bulo de los fachas para poder seguir tratando mal a las mujeres y las minorías. En los últimos años, denunciaba machismo y supuestas violaciones que te saltan a los ojos en el Museo del Prado, defendía decapitar estatuas como modo de protesta y nos recordaba que Picasso sería muy buen pintor, pero en el trato personal… Ay, el trato personal… Como algunos periodistas deportivos que ahora atacan con saña a Rubiales, Riaño era el perfecto ejemplo del que se pone a señalar para no ser señalado. Y sorpresa, justo al calor del ruido de Rubiales, compañeras y subordinadas contaron algunas de sus trapacerías y la historia terminó con su despido de eldiario.es antes de acabar el día.
A mí esto no me sorprende porque, como ya he dicho mil veces, conozco un montón de psicópatas que se han hecho pasar por aliados feministas para pillar cacho o salvarse y otro montón de tíos comúnmente acusados de machistas debido a sus opiniones sinceras sobre este feminismo vanidoso que nos ha tocado en suertes, y luego tratan a las mujeres con la máxima normalidad. Es comprensible: si tú fueras un psicópata manipulador sin empatía, ¿qué dirías del beso de Jenni Hermoso? Pues eso. Yo mismo tengo cotilleos que contar sobre Riaño, pero nadie debería tomar mis palabras como prueba de nada a la hora de castigar su conducta Pero sigamos. Podéis creerme si os digo que le tenía manía al señor Riaño, y ganas de ver su ruina por las mierdas que ha ido diciendo de mí cuando su prestigio estaba en alza. Sin embargo, verlo destruido por el mismo monstruo que él ha alimentado, en vez de alegrarme por la justicia poética, me resultó penoso. Esto nadie lo está diciendo, no aparece en la ecuación, y por eso lo escribo. De nuevo: ¿otro tipo destruido con esa maza? ¿El ruido en Twitter, eso es lo que entendemos por juicio?
Yo mismo tengo cotilleos que contar sobre Riaño, pero nadie debería tomar mis palabras como prueba de nada a la hora de castigar su conducta. No me gusta que mis enemigos caigan de una forma tan perversa. Me opongo a la picadora de carne. Si nos empecinamos en llamar "justicia" al linchamiento, al final Rubiales y Riaños somos todos, hombres y mujeres, por haber aceptado la legitimidad de la horda.