domingo, 5 de diciembre de 2021

 Docavo, deja de atar cabos.

jueves, 12 de agosto de 2021

 El mismo libro puede servir de compañero o de escondite. 

sábado, 31 de julio de 2021

" Dueño de ideas y sentimientos en vez de preso de ideas y sentimientos."

                                                                                                                        Alberto Girri

martes, 6 de julio de 2021

  ¿Llevas la cuenta de los afeitados con la maquinilla desechable o eres de los que se despreocupan y la tiran cuando ya no rasura bien? Y otra cosa, ¿cuánto dolor eres capaz de soportar antes de desecharla?, en otras palabras, ¿cuál es el precio de tu dolor?

Fueron felices y comieron
perdices y cuando se acabaron
las perdices fueron infelices
hasta el siguiente cuento.


Eh, tú, sí tú
que te creías llamado
a ser alguien tan especial:
si aún piensas que los pollos
de los pavos reales
eclosionan del huevo
desplegando la cola
te equivocas de nido
  


lunes, 21 de septiembre de 2020

 Fallido intento de leer La Peste. Me ha pasado lo de siempre: muchos libros que me gustaron en mi adolescencia ya o me gustan, pero los que me aburrieron entonces ahora me aburren aún más.

domingo, 23 de agosto de 2020

sábado, 15 de agosto de 2020

Tiempos felices

Nuestra sombra nocturna caminando por la acera. Creciente o menguante según avanzamos cogidos de la mano de una farola a otra.

 

sábado, 20 de junio de 2020

A pesar de que el cartel decía bien claro que no se podía entrar sin mascarilla, armado de valor ante el absurdo desobedezco y entro a comprarme una.

sábado, 13 de junio de 2020

Tratando de que me guste un libro porque me cae bien quien lo escribió. Quizás sea un mal síntoma literario, pero es una excelente noticia para mi vida afectiva.

lunes, 18 de mayo de 2020

La Loba y cómo se acerca después del juego a que le ponga la correa, la soga. Siempre cede. Algunos dirán que esa pérdida de libertad es humillante. Su dueño no lo ve así: a esa capacidad de obedecer, yo la llamo nobleza. No se puede vivir sin ataduras. Cualquier perro viejo lo sabe.



domingo, 17 de mayo de 2020

Rosa Chacel


Una mujer con esa mirada merece ser leída.

 Biografia de Rosa Chacel
Ningún hombre es libre.
Hay quienes no son esclavos ni del hombre,
ni de la mujer, y ni siquiera son esclavos de Dios.
Son los esclavos del diablo.

                                   R.D. Laing. Sonetos y aforismos

jueves, 14 de mayo de 2020

Los columpios del parque, como si fueran la escena de algún crimen, precintados.

domingo, 26 de abril de 2020

Pues resulta que estaba con el telediario puesto y al teclear la contraseña en el portátil he escrito "coronavirus"
Padres seguidos de hijos con pelota y patinete. La calle parece un decorado montado por el Gobierno.

jueves, 16 de abril de 2020

Salud, higiene y otras certezas

Estoy por hacer una muesca en la pared del baño cada vez que me lavo las manos.

sábado, 11 de abril de 2020

Kafka no, Franz

"Cuando vivíamos en Berlín, Kafka iba con frecuencia al parque de Steglitz. Yo le acompañaba a veces. Un día nos encontramos a una niña pequeña que lloraba y parecía totalmente desesperada. Hablamos con ella. Franz le preguntó qué era lo que la apenaba, y nos enteramos de que había perdido su muñeca. Enseguida inventa él una historia con la que explicar aquella desaparición. «Tu muñeca tan sólo está haciendo un viaje. Lo sé. Me ha enviado una carta». La niña desconfió un poco: «¿La has traído?». «No, la he dejado en casa, pero mañana te la traeré». La niña, ahora curiosa, ya había olvidado en parte su pena. Y Franz volvió enseguida a casa para escribir la carta. Se puso manos a la obra con toda seriedad, como si se tratara de escribir una obra. Estaba en el mismo estado de tensión en el que se encontraba siempre en cuanto se sentaba al escritorio, aunque sólo fuera para escribir una carta o una postal. Por lo demás era un verdadero trabajo, tan esencial como los otros, porque había que preservar a la niña de la decepción costara lo que costase, y había que contentarla de verdad. La mentira debía, por tanto, convertirse en verdad a través de la verdad de la ficción. Al día siguiente llevó la carta a la pequeña, que le estaba esperando en el parque. Como la pequeña no sabía leer, él lo hizo en voz alta. La muñeca le explicaba en la carta que estaba harta de vivir siempre en la misma familia, y expresaba su deseo de experimentar un cambio de aires, en una palabra, quería separarse por algún tiempo de la niña, a la que quería mucho. Prometía escribir todos los días. Y Kafka, de hecho, escribió una carta diaria en la que siempre informaba de nuevas aventuras, que se desarrollaban muy deprisa, de acuerdo con el ritmo de vida especial de las muñecas. Al cabo de unos días, la niña había olvidado la verdadera pérdida de su juguete y ya sólo pensaba en la ficción que se le había ofrecido como sustituto. Franz ponía en cada frase de la historia tanto detalle y sentido del humor, que el estado en que se encontraba la muñeca resultaba del todo comprensible: la muñeca había crecido, había ido al colegio, había conocido a otras gentes. Aseguraba una y otra vez que quería a la niña, pero aludía a las complicaciones que iban surgiendo, a otras obligaciones y otros intereses que de momento no le permitían retomar la vida en común. A la niña se le pidió que reflexionara, y así se la preparó para la inevitable renuncia. El juego duró por lo menos tres semanas. Franz tenía un miedo terrible ante la idea de cómo darle fin, pues aquel final debía ser un verdadero final, es decir, debía hacer posible el orden que reemplazara el desorden provocado por la pérdida del juguete. Pensó largamente y al final se decidió por hacer que la muñeca se casara. Primero describió al joven marido, la fiesta de compromiso, los preparativos de boda. Después, con todo detalle, la casa de los recién casados: «Tú misma comprenderás que en el futuro tendremos que renunciar a volver a vernos». Franz había resuelto el pequeño conflicto de la niña a través del arte, gracias al medio más efectivo del que él personalmente disponía para ordenar el mundo."

                 Extracto de los recuerdos de Dora Diamamt en "Cuando Kafka vino hacia mí," Hans-Gerd Koch (ed,)

miércoles, 1 de abril de 2020

And the days are not full enoguh
And the nights are not full enough
And life slips by like a field mouse
                       Not shaking the grass.

(Ezra Pound)         


Omnipresencia

Cuando recojo una mierda de la Loba y no hay nadie a la vista (y últimamente no hay nadie a la vista) pienso en lo mucho que me reconfortaría que Dios estuviera pendiente de mi acción.

A pie de cama

Como todas las noches la Loba cuando me acuesto acude a mi habitación y posa la cabeza sobre la cama para que la acaricie. Si no lo hago es por temor al virus. La perra que, naturalmente, no entiende nada acusará esa falta de afecto del que tan necesitados estamos..Yo tampoco entiendo mucho o sólo entiendo con la sesera: sólo sé de infectados por los informativos. Ese bicho invisible para mí es una abstracción, trágica, por lo que parece; pero la cabeza de la Loba posándose en mi cama cada noche y yéndose de vacío o o sentada en un rincón a esperar los mimos de antaño, un hecho empírico, urgente e inatendble.

lunes, 30 de marzo de 2020

Ayer y hoy

 Giro la cabeza hacia el ventanal y allí está, la misma paloma blanca de ayer posada en el pararrayos de la escuela. Pero como hoy no es ayer deduzco que esa paloma no es la misma y si lo fuera, seguro que su imagen de hoy no coincide exactamente con la de ayer. La repetición de la imagen se debe a la imperfección de la memoria. Si en este confinamiento todo se vuelve igual a sí mismo es porque las imágenes y el sentimiento que las acompaña quedan nuestro recuerdo como abstracciones. Si fuéramos capaces de memorizar prolijamente los detalles del pasado todo sería novedoso en el presente y la diversidad de estímulos con que ansiamos compensar el aburrimiento que causa nuestra desmemoria, innecesaria.

sábado, 21 de marzo de 2020

El mendigo de la puerta del Mercadona sigue ahí, como siempre, cumpliendo estrictamente con el confinamiento porque la calle es su casa.

lunes, 16 de marzo de 2020

Un poco de esperanza

Hace poco estalló una tormenta.
Ya ha pasado.
No tengo perro.
Pero sí zuecos.
Están junto a la puerta
ladrando.
                              (Werner Aspeström)

miércoles, 5 de febrero de 2020

lunes, 2 de diciembre de 2019

Primera coz




      Esperé lo que llenaría mis pulmones
    de una manera única y definitiva.
    Aire no, agua no. Ni siquiera tabaco.
    Hasta que llegó a mi vida la de vestido fucsia
    y dijo: —Difusa es la luz del cielo,
    te la regalo, pero si no la querés
    igual a presión será incrustada
    y avanzará por tus venas
    hasta el plexo solar. Verás
    a través de la carne tu corazón dormir
    y esto podrá más que el dolor.
    Y vi que en verdad ella había podido
    hacer roncar a su corazón
    y con esto sobreponerse al horror
    por todos visto.
    Y me obsequió este librito azul.

      (Medio cumpleaños y poemas sueltos. Gabriela Saccone. La Coz, 2019)

sábado, 30 de noviembre de 2019

Obnubilados

Creemos ser poetas del ánimo
-algunos lo llaman experiencia-
pero solo somos poetas de la economía.
Poetas que anotan dos o tres imágenes
para dar cuenta del movimiento del día
y la frágil deriva de nuestra retórica compartida,
un aliento que nos empuja al desconsuelo
o a la violencia. Poetas de los heridos
cielos de la noche, poetas de la luz mental
que todos compartimos. Poetas y ratas arrodilladas
mordiéndose la cola, poetas obnubilados
cargando la responsabilidad común
y los temblores de la mente.
Poetas del fuego, del frío
y de la invencible economía.

                                         Bruno Montané Krebs

martes, 22 de octubre de 2019

El mar bate con fuerza frente a una escollera sobre la cual se hallan, uno de izquierdas y otro de derechas. ¿Quién arriesgaría su vida por salvar la del inmigrante que se está ahogando delante de ellos? El más valiente.

lunes, 21 de octubre de 2019

La mayor parte de la vida transcurre entre semana.

domingo, 6 de octubre de 2019


Como no hay manera de que la Loba devuelva una caricia el saldo se incrementa cada vez más a su favor; si es domingo, vertiginosamente


jueves, 29 de agosto de 2019

Irrupciones


Estábamos sentado a la mesa y Juan Ignacio, de unos ocho años, insistía con mucho tesón en que le contarara una historia o un chiste, o le planteara un acertijo, cosas que solían ser habituales en nuestros almuerzos de esa época, Como yo no tenía ganas o ya había agotado mi repertorio, le respondía con impaciencia mientras el tomaba un vaso de agua para llevarlo a los labios:

-Ignacio, ¿Vos te creés que el mundo es un circo y que está lleno de payasos para divertirte -dije.

-Sí -respondió, luego bebió lentamente el agua que quedaba en el vaso. -Y vos sos uno de ellos, concluyó mientras apoyaba el vaso en la mesa.”

                                                                                   Mario Levrero


lunes, 22 de julio de 2019

Épica

No pienses en el Che,
piensa en el Chino y el Willy:
esos dos que lo acompañaron hasta el final
(los fotógrafos pasaban por sobre sus cuerpos)
-alfombras, bultos-
para fotografiar al cristo
de Caravaggio o Zurbarán); piensa
en los recogedores de pelotas en el tenis;
en la lozana noviciatura de todo primer poema;
en quienes no tienen militancia,
en quienes pasan el año nuevo
en un Cyber café peruano.
                                            (Germán Carrasco)

domingo, 26 de mayo de 2019

Recíbeme

"A lo largo de estas páginas he hablado varias veces del Espíritu. Debo subrrayar que, en materia religiosa, es en lo único que creo a pies juntillas -si se me permite la expresión. Pero no sabría definirlo, ni siquiera intentarlo. Apenas quiero rozar el tema para que se sepa que cuando hablo del Espíritu estoy diciendo algo y no haciendo una de mis habituales humoradas. Creo, desde luego, en mi propio espíritu -por más oculto y ennegrecido que se encuentre hoy-; creo, también, en el espíritu de toda cosa, viviente o no; creo que el Espíritu, con mayúscula, se mueve organizando ciertas cosas. En esto creo, y no por haberlo leído ni por una forma de fe que me hayan inculcado, sino por conclusiones que he sacado de mi propia experiencia y por lo que he escuchado de varias experiencias ajenas. 
Pienso que ese Espíritu es una fuerza poderosa, nada mecánica, pero sí sujeta a ciertas leyes, y que una de esas leyes, le impide meterse demasiado en los asuntos de la gente; es un quien tiene que ir hacia Él, y cuando uno va hacia Él lo encuentra con total facilidad. Pero, por desgracia, resulta muy fácil olvidarlo. Me distraigo permanentemente en mil otras direcciones, tal vez, pienso, por la acumulación de experiencias negativas que uno va recogiendo día a día  que terminan por abrumarlo. Sumergido en la lucha por la subsistencia me lleno de temores, compromisos, urgencias, y me vida pasa a ser dirigida por algún minúsculo centro cerebral sumamente práctico, mezquino, ciego para las dimensiones espirituales."                                                                                                                                        (Mario Levrero)

sábado, 18 de mayo de 2019

"Pienso en la locura como un lugar tan cómodo y placentero, que una vez alcanzado nadie querría volver a la opacidad cotidiana, a este frío y a este apego insensato a las cosas."
                                                                                        (Mario Levrero)

En la puerta de Mercadona el vagabundo y la del chaleco naranja de Sos pobreza haciéndole la competencia. Naturalmente, le he dado el euro al vagabundo, se lo gastará en cerveza, pero prefiero prescindir de intermediarios.

sábado, 27 de abril de 2019

Civismo de mierda

Recojo una mierda de la loba con la bolsa, y a su lado otra mierda que pone mi civismo ante un dilema.

jueves, 11 de abril de 2019

Extremo opuesto

Me doy cuenta de que la parte norte del Parque de Orriols es la que más me relaja. Después de muchas reflexiones paisajísticas sobre el asunto concluyo que es porque se ubica en el extremo más alejado de mi casa.

domingo, 31 de marzo de 2019

Quién sabe si no habrá un paraíso por debajo del adoquinado


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Benéfico instinto

Empleo casi diez minutos en acompañar a la ventana a una polilla que se había quedado atrapada entre la ropa destendida. Luego me pregunto si mi mano izquierda sabía lo que hacía mi mano derecha, si lo hice por salvarla o por salvarme. Algún pajarito inocente movido por el instinto se la comerá sin mayores cavilaciones.