Cuerpos de todos
los tamaños
por donde corre
la misma sangre
Mil novecientos ochenta y nueve
agujeros
que hacen del rancho un colador
para que el clima de las cuatro
estaciones
se suceda en concierto por el
único ambiente
sin necesidad de ventanas. Recién
despierto,
acodado en las mantas Lescano
barre con la vista
los cuerpos tendidos de la madre,
la esposa,
un cuñado, las hijas que son tres
más los dos perros que, sin
contar el loro,
ascienden al número de ocho como
víctimas
de una masacre de la cual, en
estado de ebriedad,
él pudo haber sido el agente;
pero no se acuerda
de nada y el flequillo sobre los
ojos
le da un aspecto de pony tardíamente
alfabetizado.
Daniel García Helder
No hay comentarios:
Publicar un comentario