sábado, 28 de abril de 2012

La clase de los viernes

El otro día, a petición de los alumnos (los viernes a última suelo dejarme engañar) hicimos clase de juegos lógica. Y una alumna que, según sus compañeros, ha viajado de Villamarchante a París donde se ha hecho unas pruebas para ser modelo, me ha preguntado si no había problemas de lógica para rubias.

Yo he contestado que hacer una observación tan ingeniosa no era propio de una rubia

Y después los dos hemos seguido (yo intentando dar clase y ella disimulando que la recibía) tan contentos.

Después de unos cuantos problemas, como estos días me encuentro particulamente feliz, me he saltado a la torera las normas de respeto a la diversidad e igualdad entre géneros y he comentado que los chicos iban ganando por goleada, y una alumna también rubia pero de bote, me ha contestado que las chicas tienen cosas muchísimo más interesantes que hacer antes que descuernarse completando un cuadrado mágico.

Carcajada general de chicos y chicas de todos los pelajes incluyendo a este profesor castaño.

lunes, 16 de abril de 2012

Experiencias berlinesas

Los mejores bocadillos que he comido nunca.

Una cerveza tan buena y tan bien tirada que da casi igual la marca que pidas.

La chica que salió del puesto de bocadillos de la estación a buscarme porque había olvidado llevarme las servilletas.

El jubilado que dedica su ocio a ayudar a los turistas perdidos en el metro.

Un grupo de chimpancés protagonizando una escena familiar que me provocó las mayores carcajadas desde hace meses.

Un orangután joven metiéndose del todo en un saco y rodando por la paja como si fuera un fardo

En el jardín botánico mirar dentro de un invernadero las plantas que veo aquí cuando salgo al campo.

Un cilindro lleno de agua y dentro de él decenas de medusas latiendo.

Un estudiante de la Universidad Libre que me llevó en su coche a recuperar el móvil que había perdido.

Un ambiente tan agradable que no tienes ganas de perder el tiempo en ningún museo.

Un garito cualquiera de la Berlin Strasse con música en directo y mucha gente mayor con muchas ganas de pasárselo bien.

Una Suzuki amarilla de los años setenta aparcada en la acera.

Farolas que iluminan lo suficiente para guiar a una borracho sin deslumbrarlo.

Tazas de water limpias como espejos en garitos donde la gente bebe cerveza sin parar.

Un horno con tantas cosas buenas en las vitrinas que no sabes qué pedir.

Muy poca gente mirando el móvil o hablando por él.

Un grupo de adolescentes que se levantó en el metro para dejar que se sentara un grupo de deficientes mentales.

Muchos perros y ninguna caca en las aceras.

Bicis sin marchas ni amortiguadores, pero con asientos muy cómodos.