viernes, 12 de junio de 2009

Ayer en la tele

R.L Stevenson, molesto por las apreciaciones de su plúmbeo amigo Henry James, quien se quejaba de que un personaje de su último relato se había trasladado de ciudad sin proporcionar al lector detalle alguno de su viaje, le resumió por carta en esta frase su concepción del estilo: “Guerra al adjetivo y muerte al nervio óptico”

miércoles, 10 de junio de 2009

Al menos mientras contemplamos...

Una auténtica obra de arte no nos vuelve más críticos sino más inocentes.

viernes, 5 de junio de 2009

La ineludible abstención

España (y aún menos la Unión Europea) no es un país democrático sino una oligarquía de partidos donde los distintos oligarcas se reparten cuotas de poder. Ningún jurista serio puede cuestionar o contradecir esta afirmación. En España no hay división de poderes, porque todos se concentran en jefe del gobierno, en el poder ejecutivo. Los diputados no se deben a quienes los ciudadanos sino a sus partidos, que son quienes realmente eligen poniéndolos en las listas. Prueba de ello es que en el parlamento español jamás un diputado ha roto la disciplina de voto. En nuestro parlamento no se legisla ni se delibera. Un parlamento donde los miembros del poder ejecutivo se sientan sin ningún rubor. Tampoco hay soberanía popular. No tenemos derecho a elegir ni revocar a los parlamentarios. Lo tienen los partidos. No hay elecciones separadas al jefe del gobierno y a los miembros del poder legislativo. No elegimos a los miembros del poder judicial. Los elige el parlamento, expresión de la soberanía de los partidos, a través del reparto de couotas para el Consejo General del Poder Judicial. Tampoco hay jurado popular, que dilucide las causas de un ciudadano contra la administración.
Padecemos pues, un régimen oligárquico donde los distintos tiranos se reparten las cuotas de poder (el famoso consenso). Como afirma García Trevijano, los partidos no se diferencian en nada, salvo en la demagogia que practican. El PSOE la demagogia de la igualdad y el PP la del orden y ambos la demagogia de la libertad.

Para votar sería exigible:

Elección de una asamblea constituyente que redacte una constitución democrática y derogue la monarquía para después autodisolverse.

Elecciones legislativas y presidenciales separadas. Prohibición de que los miembros del gobierno formen parte del parlamento.

Listas con candidatos elegidos por distritos electorales (a una o dos vueltas). Sistema mayoritario y no proporcional pues la proporcionalidad impide que el diputado responda ante sus electores.

Un poder judicial independiente elegido por el pueblo o por las distintas asociaciones de magistrados

Estos argumentos jamás se escuchan en los medios de comunicación. Es posible que en España haya libertad de pensamiento, pero no hay libertad política ni de expresión.

Si votas legitimas el sistema. No entres en el juego. Modera tu apetito. Que no decidan por ti. No votes.