jueves, 22 de diciembre de 2011
Escuchar villancicos no forma parte de la condición humana
domingo, 18 de diciembre de 2011
Soltar lastre
domingo, 11 de diciembre de 2011
Voz pasiva
sábado, 3 de diciembre de 2011
El amo de la chucha
- Tienes cara de pensar, seguro que estabas leyendo.
- Sí
- ¿Era libro o revista?
- Libro
- ¿Y qué libro, si puede saberse?
- Los Pensamientos de Pascal.
martes, 29 de noviembre de 2011
De interés para el votante
sábado, 19 de noviembre de 2011
Por la abstención
Tampoco tenemos mecanismos para revocar los cargos si no cumplen con lo prometido. En una democracia, si cierto número de electores lo propone, se convoca un referendum para sustituir al representante corrupto o mentiroso, sea un diputado, un juez o un presidente de gobierno.
sábado, 12 de noviembre de 2011
Antípodas
sábado, 5 de noviembre de 2011
Teoremas del día
domingo, 30 de octubre de 2011
Pan o circo
El otro día (me ponen de buen humor las acotaciones temporales cuando escribo para la posteridad), yendo por el pasaje hacia el descampado me crucé con Íter, un dálmata que se crió con mi perra cuando el parque era parque y no parking. Como en la infancia todos nos parecemos, durante un tiempo fueron amigos, hasta que Íter se dio cuenta de que, además de perder todas las carreras, era acuático y Loba, que es de secano, se negaba a seguirle cuando se metía en la desmesurada fuente de la plaza Tierno Galván. Entiendo que fue Íter quien percibió los desplantes de la Loba, porque ella, puro instinto, no está muy dotada para la fidelidad, el sentimentalismo o la sabiduría. Ahora mismo está tumbada a mi izquierda, calibrando la parte de sol y sombra, de alfombra y suelo, que su instinto le dicta para un treinta de octubre. Si los ángeles tuvieran patas en vez de alas serían como ella: rubios, inocentes, asexuados y ubicuos porque están en todas partes, pero si los buscas no los encuentras en ninguna.
Decía que sospechaba que Íter es mucho más listo y entregado que mi perra. Volviendo al principio, el otro día, a una orden de su dueño lo vi sentarse, dejarse colocar en medio del cráneo una aceituna; permanecer estático con ella unos segundos hasta que, a otra señal del dueño, giró la cabeza cazándola en el aire. Si hubiera escupido el hueso, la escena, de tan perfecta, habría sido más propia de un dibujo animado. Pero no, el dálmata se tragó el hueso, demostrando que nadie es perfecto y destruyendo el primer argumento que elaboré al salir de mi estupefacción para que mi perra y yo no saliéramos demasiado malparados: los dálmatas nunca debieron salir de la ficción animada. Refutado éste, roussoniano y nostálgico, razoné que lo que Íter había ganado en sabiduría circense lo había perdido en instinto. Si ya tengo dudas, de que para las personas la educación circense, única que se oferta, represente una ventaja, aseguraría que en el caso de los perros es una desgracia. Mi perra, sin yo pretenderlo, más bien haciendo de la necesidad virtud, ha sido criada en libertad. También recordé la pena que me daban los animales del circo. En fin, sea como sea, prefiero que mi perra no razone.
Después, mientras buscaba a la perra por las zonas menos limpias del descampado, argumenté que hay personas que no tienen nada mejor que hacer o perros que no tienen otra alternativa. De este útimo consuelo, que apenas creí, pasé a la melancolía. La Loba y yo tenemos demasiada faena y demasiado disímil. Nos ignoramos mutuamente. Si razonara un poco, al menos saldría por la puerta de la calle a hacer uso de su instinto cuando le placiera. Y yo no tendría que levantarme ahora mismo y dejar de escribir para acompañarla al descampado.
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sábado, 22 de octubre de 2011
Tiempos revueltos
martes, 11 de octubre de 2011
Joaquín O. Giannuzzi
Y poco más. Agradecer a la Fundación Sibila del BBVA la edición de esta obra completa, me complace saber que al menos una mínima parte del dinero de mi hipoteca haya servido para editar la obra completa de este poeta inmenso con un emotivo prólogo de Jorge Fondebrider.
Hay varios poemas accesibles y hasta una de sus libros:”Violín obligado”, en la red. Dejo aquí, a modo de muestra, dos poemas de los más de cien que componen “Señales de una causa personal”, el libro suyo que prefiero.
El hueso de la gaviota
Breve y liviano sobre la playa, aéreo
el último hueso de la gaviota
aguarda la disolución en manos de los elementos.
No está previsto un accidente
que modifique la situación.
El sólido cuerpo del planeta
también espera,
pasivamente espera y con dulzura
el retorno del hueso a su garganta.
Cincuenta millones de años
contra unas semanas de vuelo.
No hay injusticia en la proporción
sino confianza y un pulido equilibrio
entre el agua el viento y la temperatura solar.
Y allí de pie, el poder humano,
buscando en el cielo un agujero
donde meter la cabeza y si es posible
una eternidad independiente
de uso privado y esqueleto propio.
El buitre y yo
Desde lo alto el buitre
ausculta la agonía del caballo.
Pronto caerá la noche, el buitre
se da tiempo.
....................Todo se cumplirá, no hay error
que impida el desayuno
bajo el sol de la próxima mañana.
También a mí la sombra
me empuja a la guarida.
Pero enciendo una lámpara
y me construyo un universo humano.
Hay demasiados nervios en mi ojo más apto
para esperar dormido
la gracia del día siguiente.
viernes, 30 de septiembre de 2011
Un millón de amigos
lunes, 19 de septiembre de 2011
El chino y yo quedamos satisfechos
viernes, 9 de septiembre de 2011
Karamazov's dream
domingo, 4 de septiembre de 2011
viernes, 2 de septiembre de 2011
Un gatito llamado A
jueves, 25 de agosto de 2011
Santos de cuatro patas
Porque los perros como los humanos son animales de costumbres, la Loba tiende a hacer caca en los mismos sitios y a las mismas horas, lo que significa que yo agacho el lomo dos veces al día en los mismos sitios y a las mismas horas. En el último paseo, pasada ya la medianoche, suele hacerlo en la acera de la calle Almazora. A riesgo de que me llamen guarro relataré mi conflicto con esta última caquita nocturna. Suelo recoger el 90% de las deposiciones de la perra, y eso que no concibo mayor humillación que agachar el lomo para recoger la mierda de un perro. Por la noche, cuando no hay espectadores, entran en conflicto mi civismo y mi mala conciencia frente a mi orgullo y mi pereza. Se trata de un conflicto en estado puro, en este caso mi mano derecha no sabe lo que hace mi mano izquierda, como aconsejaba Cristo en maravillosa metáfora acerca de lo intachable que debería ser nuestra vida privada. Resultado: agacho el lomo aproximadamente un 50% de las veces. La otra mitad me alejo de la deposición pensando en que a esas horas no pasará nadie, y en que para el día siguiente ya estará seca y será inodora e inofensiva para cualquier zapato desprevenido. Después me duermo pensando, ya con mayor abstracción, en ese córtex cerebral hipertrofiado con que nos ha dotado la naturaleza, capaz de justificar cualquier comportamiento. Y si alguien tira la primera piedra que piense que Cristo le reconvendría por ello, y en si su vida privada es tan intachable como la pública. A no ser que tenga cuatro patas, apuesto a que no.
lunes, 8 de agosto de 2011
Ligeras de equipaje
Me puse a pensar en cómo volverían: ¿andando por la orilla?, ¿caminando por el mar contracorriente?, ¿volando como angelitos? A medida que el tiempo pasaba se olvidaban de su desnudez mostrándose en todo su esplendor y hasta con un puntito de exhibicionismo que todos perdonábamos y bendecíamos. Eran un regalo del sol para el regocijo de nuestra vista cansada. Eran intangibles como ángeles, aunque profanas y corpóreas. Toda la playa, salvo la pareja coñazo de las palas, seguía atenta a la ceremonia guardando profundo respeto y veneración. Después de intentar regresar por el mar, decidieron que no estaban para esfuerzos inútiles, que mejor volver paseando ligeras por la orilla como si tal cosa, a ratos sonreían y se tapaban como niñas después de una travesura. Y, sí, pasaron por delante de mí, sin reparar en mi presencia ni en la de nadie, Yo me agazapaba detrás de Dostoievski, sin valor ni desvergúenza para contemplarlas de frente. Cuando llegaron a su ropita se vistieron y se fueron caminando hacia el sur por la orilla. Las ví hasta que se perdieron a lo lejos. Nadie aplaudió, ni las siguió, mejor no saber adónde fueron, ya que no supimos de dónde llegaron, y quedarnos con la lección que nos dieron para nuestro mejoramiento y provecho: la magia está ahí, a la vuelta de la esquina, o junto a la acequia de Vera, sólo hace falta prestar atención. Esta tarde he vuelto a la Patacona, me he leído cien páginas de los Hermanos Karamazov, a lo mejor se ha repetido ese hechizo u otro, pero no estaba atento.
miércoles, 27 de julio de 2011
El mar, siempre tan joven
Ayer, primer día de mar en calma de este extraño (y no sólo por el clima) mes de julio, me metí en el mar a la altura de la acequia de Vera, dispuesto a liberarme de todo el estrés veraniego. La cosa, en principio, fue bien. Dos piezas de buen tamaño. Después se levantó un viento del norte, débil y racheado al principio, y luego constante y cada vez más fuerte, En altamar se formaban crestas de espuma (borreguitos), señal de que uno debe largarse inmediatamente. El agua entraba en el kayak. A lo lejos, el mar se ondulaba en siluetas de sombríos gigantes. Recordaba añorante mi vida muelle: la cama con los Hermanos Karamazov esperando en la mesilla de noche. Pero la avaricia pudo más que la molicie, así que permanecí un par de horas, y sobre la una y media puse rumbo a la playa, no del todo consciente de la rompiente que me esperaba. Salvé la primera ola con toda la dignidad posible, pero la embarcación se atravesó en la rompiente y en la segunda ya no puede hacer nada: naufragio con pérdida de todo menos de la llave de coche que, por puro despiste, llevaba en el bolsillo del bañador, y del botín: una bolsa de mercadona (2 céntimos) que sujetaba entre los dientes como un bucanero su cuchillo. Dos conclusiones fáciles: la primera, que tropiezo siempre en la misma ola ,y la segunda que a la fauna marina de la Patacona la dimisión de Camps no parece haberle afectado en lo más mínimo.
miércoles, 13 de julio de 2011
Demasiado bonito para ser atún (continuación)
...no sabe si con la cabeza o los dedos, con lo que una duda se suma a la otra hasta que la cerilla, que ha ido ardiendo indiferente a su retórica, le quema la mano dándole una razón positiva e incuestionable para decir ¡AY!
martes, 12 de julio de 2011
La costa suiza II
En la costa suiza
"Hace buen tiempo y seguro que hay pesca, ¿qué hace usted durmiendo en lugar de salir a pescar?"
"Ya pesqué lo suficiente esta mañana"
sábado, 2 de julio de 2011
Demasiado bonito para ser atún
Lobo enciende una cerilla después de varios meses y observa que sus dedos tienen una memoria y una destreza que a él ya le empiezan a flaquear. Cree entonces que si pensara con los dedos sus descripciones serían mucho más atinadas, pero como este mismo pensamiento no ha sido formulado con los dedos le hace dudar.
sábado, 25 de junio de 2011
En defensa del consumidor
Dos huevos nunca son iguales para quien los pone, pero a quien se los tiene que comer suele faltarle sutileza para distinguirlos.
sábado, 18 de junio de 2011
viernes, 20 de mayo de 2011
Última hora
jueves, 19 de mayo de 2011
Democracia real (la ineludible abstención II)
Reformas que sólo son posibles si una asamblea constituyente elegida por los ciudadanos deroga la actual constitución y redacta una nueva que recoja los puntos mencionados arriba.
NO CEDAS A LOS BAJOS INSTINTOS. EL DOMINGO SI QUIERES VE A MISA, PERO ABSTENTE.
sábado, 14 de mayo de 2011
Ay marinero
sábado, 30 de abril de 2011
domingo, 17 de abril de 2011
Vaya estirón ha pegado el chaval
lunes, 11 de abril de 2011
De parte de Claudia
lunes, 28 de marzo de 2011
Jugar con la cola
miércoles, 16 de marzo de 2011
Nudo y desenlace
jueves, 10 de marzo de 2011
Quien calla otorga
sábado, 26 de febrero de 2011
Patinador Zen
domingo, 13 de febrero de 2011
Cartón de ley
lunes, 7 de febrero de 2011
domingo, 30 de enero de 2011
¿Quién es el amo/del perro/del hortelano?
..................................................( R.D. Laing)
domingo, 23 de enero de 2011
Un comentario
sábado, 15 de enero de 2011
Fuera del tiesto
A fin de endurecer su estómago, Ángeles, la mujer ecuatoriana que cuida a mi madre, crió a sus cuatro hijos dándoles las sobras que dejaban los perros del alimento que les preparaba (a los niños). Nunca han tenido un mal de barriga, me comenta. Ellos no lo sabían y ella de niña tampoco supo que cuando su madre la destetó fue criada comiendo sobras de perro. Es casi proverbial que los perros tienen el estómago a prueba de bombas, por lo tanto, su razonamiento es más o menos este: si los niños comen de lo que dejan los perros tendrán un estómago tan duro como ellos. Un claro ejemplo de pensamiento analógico. Ese que la ciencia decimonónica para bien y para mal desterró. ¿Pero por qué no pueden convivir ambos? Pregunta absurda y retórica: porque la ciencia (cierta ciencia) cree hablar en nombre de la verdad y del bien. Lo que está claro es que los nietos de Ángeles, emigrantes en España, no se criarán comiendo las sobras de los perros. Y está claro también que muchos pensarán que se trata de un avance. Quien piense así es probable que se rasgue sus vestiduras de hombre civilizado y a continuación coree: ¡Vivan el progreso y la ilustración! Pero dejad que yo no me precipite (quienes repiten consignas suelen tener poca paciencia con quienes no los secundan), necesito pensar detenidamente antes de dar por sentado cualquier progreso. Al contador de historias le conviene el silencio y además, tarde o temprano, ilustrados, brujos y escritores, todos moriremos callados. Y si es necesario me retracto de lo escrito: no merece la pena morir aullando en la hoguera.
domingo, 9 de enero de 2011
No todos fueron guays
-No, preterido ya no, ahora me siento pretérito.
Y encima imperfecto.