domingo, 11 de diciembre de 2011

Voz pasiva

En la última fila se sientan dos clases de alumnos. Los que no quieren que les vea y los que no quieren ser vistos. Los últimos tienen peor pronóstico.

3 comentarios:

  1. En griego, además, hay "voz media", que da aún más juego...

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  2. Yo creo que existe una tercera clase, los que no quieren ver… quizá porque no les interesa lo que el profesor explica…

    Fdo. Un mal alumno y peor profesor

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  3. DE CAGANDIBUS


    Sientome indignandibus de que nuestras universidades no recojan un doctorado de lectores procaces de geles, champús y pomadas. El momento más sublime del hombre debe merecer consideración especial. A los niños, ya en la escuela, como complemento a educación de la ciudadanía, se les ha de hablar sin tapujos, sin miedos, a temprana edad, de la importancia que tiene en su formación integral, el saber cagar bien, como igualmente a los ancianos.
    Cagar ha sido una acción de escasa relevancia a lo largo de la historia del hombre, no se le ha dado la importancia merecida, a pesar de los distintos sucesos que se han producido en las distintas épocas de nuestra civilización. El hombre ha despreciado casi siempre a su cagada, ha mirado para otra parte, y lo hace por varios motivos, entre los que destacaría su escasa aplicación y uso, su desagradable olor y su gran contaminación.
    A lo largo de la Prehistoria, el hombre vive y convive con los animales y en diferentes medios como árboles, palafitos y cuevas, y hace libre su cagada y espontánea. Los árabes, griegos y romanos supusieron un gran progreso y crean un sistema de canalización para residuos y aguas fecales. Aparecen grandes hombres del pensamiento, filósofos y eruditos, pero no llegan a pronunciarse sobre la cagada, sino que la canalizan y arrojan fuera de sus viviendas y estancias. La Edad Media deja mucho que desear, con viviendas mal ventiladas y personas que hacen poco uso del agua, las aguas fecales se arrojan a la calle y la mujer queda enclaustrada, mal tratada, con el cinturón de castidad en espera del regreso del esposo, con las consiguientes molestias para cagar y otras de orden físico. En la Edad Moderna, tras la invención de la máquina de vapor aparece la industrialización y vuelve la canalización de aguas fecales, aparece una habitación con nombre propio donde destaca el lavabo y el retrete. La Edad Contemporánea no se concibe sin contar en la construcción de una vivienda con esta dependencia, porque se analiza con más notoriedad la verdadera importancia del hecho y acto de cagar.
    Sirva este espacio a misión tan noble donde todos puedan dejar su cagada, y se empapen del hecho cultural que ello representa, alcanzando notariedad escatológica y elevando a lo sublime lo mundano.

    M.C. (jejej , es que me he reido mucho con lo último que has escrito que no aparece aquí).

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