domingo, 24 de marzo de 2013

sábado, 2 de marzo de 2013

Chocolate Eureka

Como resulta que se me ha caído la el muelle que sujeta la pila del mando del garaje, y no me apetecía pagar los treinta euros que cuesta un mando nuevo, se me ha ocurrido que al ser los metales buenos conductores de la electricidad, lo mismo, colocando un trozo de papel de plata que hiciera de cuña arreglaba el mando. Y, en efecto, con papel de plata arrancado de una tableta de chocolate el mando ha vuelto a funcionar. Me he puesto casi tan contento como debió estar Arquimedes en su bañera. Tan desproporcionada felicidad podría deberse a que es la primera vez que un conocimiento académico me sirve para algo. Aunque ahora dudo si tanta dicha no será porque es de las pocas veces que aplico mi inteligencia a la solución de un problema práctico, lo que no deja de ser un poco triste.