domingo, 26 de diciembre de 2010

Busco apostol

Necesito seguidor para ocupar el lugar número trece. No importa si es gris.

domingo, 12 de diciembre de 2010

Quien se muerde la cola puede acabar por engullirse entero, una situación ridícula además de tóxica y preocupante si no te preocupa

Ya me ha pasado un par de veces que tecleo en Google buscando algo y la primera entrada que me aparece es este blog.

lunes, 6 de diciembre de 2010

Resbalón

Más allá de lo que dice, o de cómo lo dice, muchas veces, lo que engrandece a un escritor es lo que calla. Los mayores efectos suelen lograrse con los mínimos medios. Me refiero a lirismo, sensibilidad, a cualidades que tienen más relación con la vergüenza o el respeto hacia los personajes que con la inteligencia. A lo que Salinger administra de modo magistral en sus relatos. Porque hay que saber administrarlo. Crear tensión. También cualidades menos comunes que la inteligencia y seguramente más enfermizas. Por su aparente facilidad, muy tentadoras de imitar por una legión de escritores que siempre acaba por despeñarse en un minimalismo vacío y carente de tensión. O en fragmentos dislocados. Todos (salvo los tontos) somos más o menos conscientes de los límites de nuestra inteligencia, pero solemos pensar que el respeto y la sensibilidad están al alcance de cualquiera. Ayer bananas. Hoy plátanos. Cosas que resbalan si se las pisa. El peligro de alargar una frase.





domingo, 28 de noviembre de 2010

Algo sobre bananas

Acabo de terminar "A perfect day for the bananafish" y resulta que la preciosa frase que me comentaste, aquella en que el exsoldado y la niña se adentran en el mar y comentan: “ Ahí viene una ola. No le haremos caso. La mataremos de indiferencia, como dos engreídos” no es mérito de Salinger, sino del traductor. Salinger, más conciso, y esto tampoco es totalmente mérito suyo sino de la lengua inglesa, escribe: “Here comes a wave. We’ll ignore it. We’ll snub it. Two snobs”.

Y es que que una frase genial está al alcance de casi todos, un poema, ya de menos, un relato, de menos aún, una novela, de muy pocos y “La broma infinita” (es broma) sólo de David Foster Wallace.

Vaya, que aunque haya tantos escritores necesitados de creer lo contrario, el tamaño sí que importa.

jueves, 25 de noviembre de 2010

Dios 3- Cristo 0

Gracias a Dios, no soy modesto.

(José Mourinho, entrenador del Real Madrid)

lunes, 15 de noviembre de 2010

África completamente azul

De entre las mil maneras que tengo de perder el tiempo, una de ellas consiste en que siempre que veo un mapa, sobre todo si es un mapa del mundo, me quedo un buen rato mirándolo embelesado. Y es gracias a esa costumbre que ayer, en el que había colgado en la habitación de una niña de ocho años, descubri que había ideado una clasificación de los países según el siguiente criterio que estaba escrito, me parece, sobre el océano Índico:

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PAÍSES DE ÉXITO (coloreados de rojo)

PAÍSES NORMALES

PAÍSES POBRES O MUY POBRES ( coloreados de azul)

PAÍSES MÁS O MENOS DESHABITADOS.

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Después, no sé si porque pensó que el mundo no le merecía tanto esfuerzo, en vez de colorear le pareció más práctico escribir apostillas a las diferentes zonas del mundo junto a los países:

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Argentina normal

Europa casi toda normal

África completamente azul

EEUU: De aquí pa arriba todo rojo

Asia: Algunas partes normales

El Polo Norte: deshabitado

El Polo Sur: deshabitado (salvo esquimales).

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Diga treinta y tres

"Albio, no sufras más de la cuenta recordando a Glícera la arisca; y no cantes sin parar llorosas elegías, preguntando por qué brilla más que tú otro más joven, una vez que la fe jurada se ha quebrado. A Licóride, tan bella por su breve frente, la tiene en ascuas el amor por Ciro, y Ciro se inclina por la dura Fóloe, pero los corzos se han de ayuntar con los lobos de la Apulia antes de que Fóloe caiga en las manos de tan feo amante. Así lo ha querido Venus, que gusta del juego cruel de someter a su broncíneo yugo dispares cuerpos y dispares almas. A mí mismo, cuando una Venus mejor me pretendía, con dulces grillos me retuvo Mírtale, una liberta más impetuosa que las aguas del Adriático que bordean los golfos de Calabria."

(Horacio, Oda 33. Traducción de Jose Luis Moralejo).

domingo, 31 de octubre de 2010

Tres consultas

Ando estos días enredado con las Odas de Horacio, edición de Gredos, que ha salido en rústica este septiembre. La verdad es que nadie, salvo nativos del imperio romano, puede decir que ha leído a Horacio ni creo que a ninguno de los clásicos si no lo ha hecho en las míticas traducciones de la editorial Gredos. Esas que periódicamente aparecen saldadas en los quioscos como heraldos del declive de nuestro imperio. Más propias de oficinistas eruditos que de gallos trinadores, en ellas los gatos son gatos, las liebres, liebres que corren por el monte y las sardinas peces pelágicos que los gatos aman si se les sirven en conserva. Pero a lo que iba.

El caso es que precisamente a raíz de un escolio (ahora que lo sé, lo digo), busco en el diccionario de la RAE vía internet la palabra escoliasta y obtengo lo que sigue:

1ª consulta: Persona que escolia

2ª consulta: Poner escolios a una obra o escrito

3º consulta: Nota que se pone a un texto para explicarlo

Y así ,voy pasando una tarde más de domingo, y me vuelvo a replantear lo de la ciudadanía británica o romana.

domingo, 24 de octubre de 2010

Alma y cincel

Ayer, al llegar a casa, la perra, que había estado ocho horas sola, todo hay que decirlo, había mordido la plantilla de un zapato, muy poco, pero lo suficiente como para inutilizarla y de paso también el zapato entero, el otro par, y los pasos que hubiera dado y no daré con esos zapatos en este mundo de usar y tirar donde ya casi nadie vuelve los cuellos de las camisas. Pero a lo que iba.
Cuando me agaché para coger el zapato la perra ya estaba la postura de "yo no he hecho nada": las cuatro patas bien abiertas para agachar el lomo y la cabeza aproximadamente a la mitad de sus alzada habitual. Desde la cabeza dos ojos que me contemplaban disculpándose por exisitir y mirar el mundo. Reconforta que en los animales la humillación sea tan funcional, pero a lo que iba.

Tras colocar la inutilizada plantilla en el zapato, abro la puerta del cuarto de baño y la perra se mete disparada y consciente de que el castigo es merecido.

A la media hora, cuando acaba el partido del Valencia, le levanto el castigo y la noche sigue su curso previsible hasta que esta mañana al levantarme me doy cuenta de dos cosas, de que la plantilla ha desaparecido completamente (en su estómago, no hay otra alternativa) y de que la perra esta vez ni se immuta al verme coger el zapato.

A lo que iba es a que la inteligencia de mi perra es hoy menos rudimentaria que ayer y a que si sigo castigándola a la larga conseguiré un animal tan inteligente como moralmente repulsivo.

domingo, 17 de octubre de 2010

English of course. Course of English

To die: to stop living.

.................................(Longman dictionary)

domingo, 10 de octubre de 2010

Semáforos sin flor

Run like hell
,
Están por los cincuenta.
Suelo cruzármelos cuando atardece
corriendo por la acera.
Si está rojo patean
sin descanso la esquina
o consultan, absortos,
su reloj de pulsómetro.
Y siguen incansables
huyendo de la muerte
cuando cambia el semáforo.
.............................................
....................................... (Ricardo Lobo Lucas, La ciudad visible)

domingo, 3 de octubre de 2010

Quién si no

Esta entrada ha empezado a gestarse en el sofá mientras sesteaba bajo los efectos de la resaca. De repente, porque todos los caminos conducen a Roma, me he desvelado, pensando en Antonio Machado, concretamente en este verso: "Ni está el mañana ni el ayer escrito." Recuerdo el sobresalto que tuve la primera vez que lo capté en toda su hondura y misterio. Es hipnótico, hermoso, esperanzador, sencillo, inapresable y capaz el solito de admitir y expulsar cuantas explicaciones le queramos dar. Grande Don Antonio (pero con los pies pegados al suelo [a diferencia del Nietzsche, por ejemplo] a fin no engañarse ni engañarnos con su estatura). No es por falta de ganas de comentar o jalear, pero mejor me callo.
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La carencia de vicios añade muy poco a la virtud.
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Si cada uno hablase de lo que entiende y de nada más habría un gran silencio que podríamos aprovechar para el estudio.
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Nunca perdáis contacto con el suelo porque sólo así tendréis una idea aproximada de vuestra estatura.
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En política sólo triunfa quien pone la vela donde sopla el aire; jamás quien pretende que sople el aire donde pone la vela.
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También es el filósofo, digámoslo de pasada, el hombre que no quisiera dar nunca en el blanco sobre el cual dispara y para ello lo pone más allá del alcance de toda escopeta.
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Aprende a dudar y acabarás dudando de tu propia duda; de este modo premia Dios al escéptico y al creyente.
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La zona más rica de nuestras almas, desde luego, la más extensa es aquella que suele estar vedada al conocimiento por nuestro amor propio.
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................................................(A. Machado, Juan de Mairena)

domingo, 26 de septiembre de 2010

La playa en septiembre

Cualquiera que me conozca o que siga el blog sabrá que por su fondo y forma septiembre es mi mes favorito. Y si a la dimensión temporal le añado la espacial (las dos condiciones previas según Kant a toda percepción) diría que la playa en septiembre. Y he aquí un listado de algunas cosas que via ayer de cinco a ocho en la playa de la Patacona.

Un par de cuadros de San Joaquín.

Un sol que se agradece.

La silueta de las islas Columbretes.

Un pescador con dos cañas plantadas en la orilla sentado en una silla leyendo La República.

Una mujer en top-less también plantada en la orilla encarándose al sol como una garza secándose el plumaje.

Una persona (o dos si son pareja) /500 m2.

El arcoiris cuando te bañas y una ola rompe frente a ti.

Una medusa muerta en la orilla que apenas daba asco o pena.

Dos inglesas con un palito urgando en la medusa.

Gente (poca, ya lo he dicho), pero con ganas de alargar el verano.

Barcos grandes que siempre van por la una linea muy flaca.

Tanta visibilidad que verías a la gente saludando desde la cubierta.

Larus argentatus mezclándose despreocupadamente con Homo sapiens.

El mar muy calmo y de repente un ventarrón de Levante que lo encrespa y nos tenemos que ir.

domingo, 19 de septiembre de 2010

Todo el matorral


Toda la vida he sido un fraude. No estoy exagerando. Casi todo lo que he hecho todo el tiempo es intentar crear cierta imagen de mí mismo en los demás. La mayor parte del tiempo para caer bien o para que me admiraran. Tal vez sea un poco más complicado que esto. Pero, si uno lo piensa bien, se trataba de caer bien y de ser querido. Admirado, aprobado, aplaudido, lo que sea. Ya me entienden. En la escuela me fue bien, pero en el fondo mi motivación no era aprender ni mejorarme a mí mismo sino simplemente que me fueran bien las cosas, sacar buenas notas y entrar en los equipos deportivos y obtener buenos resultados. Tener un buen expediente académico e insignias de victorias deportivas en mi chaqueta para enseñarle a la gente. No me lo pasaba bien porque siempre tenía demasiado miedo a que no haría las cosas lo bastante bien. El miedo me hacía esforzarme muchísimo, así que todo me iba siempre bien y terminaba consiguiendo lo que quería. Pero en realidad, en cuanto conseguía la mejor nota o ganaba el título deportivo de la ciudad o conseguía que Angela Mead me dejara ponerle la mano en el pecho, no sentía apenas nada más que tal vez el miedo a no ser capaz de conseguirlo otra vez. La siguiente vez o cuando quisiera alguna otra cosa. Recuerdo estar en la sala de recreo en el sótano de Angela Mead en el sofá y que ella me dejara meterle la mano y no sentir la suavidad viva o lo que fuera de su pecho porque lo único a lo que yo me dedicaba era a pensar: "Ahora soy el tipo al que Angela Mead le ha dejado tocarle las tetas." (...)
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............(David Foster Wallace, El neón de siempre. Trad. Javier Calvo)

domingo, 12 de septiembre de 2010

Intervención evolutiva en procesos de envejecimiento

Es el bonito nombre de una asignatura optativa que tuve que escoger al llegar tarde el año pasado a la cita de matrícula. He decidido preparármela ahora en septiembre haciendo esfuerzos ímprobos para no vomitar o volar la Facultad de Psicología al leer en los apuntes cosas como esta:

(Habla de la psicoterapia apropiada para que el jubilado acepte el final de su rol laboral).

El sujeto debe aprender que no se le elimina del sistema productivo por ser ya “viejo” o “inutil” sino que se le da un merecido descanso tras una larga etapa en la que ha contribuído con su esfuerzo al mantenimiento social general.

domingo, 5 de septiembre de 2010

Esferas a las manos

Hawking dice haber demostrado que Dios no existe. Lo cual es una forma poco original de autoproclamarse Dios. Dejo aquí, mientras la Loba duerme en la alfombra, mi propia versión (en verso) del asunto.

(Mi propia versión (en verso) del asunto está siendo revisada por problemas de contenido y tono).

miércoles, 1 de septiembre de 2010

De parte de Chandler

Si no fuese duro, no estaría vivo.
Si no pudiera ser dulce, no merecería estarlo.

domingo, 22 de agosto de 2010

Otra historia

Nada especial, sólo algo que vi el otro día en la Patacona. Hubiera sido mejor filmarlo. Esperaba a que amainara el viento para poder salvar la rompiente y salir a pescar en mi reluciente kayak amarillo. A mi izquierda había una pareja jugando a las palas . Una pareja como tantas de las que juegan a las palas en la playa. Como tantas si no fuera por el perrazo Labrador que les dejaba la pelota a los pies cada vez que fallaban. No me fijé pero juraría que se la entregaba precisamente a quien le tocaba sacar.
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El viento no dejó de soplar y volví a casa sin poder pescar. Como estaba frustrado, me puse meditabundo y pensé mientras veía a la Loba corriendo por el solar siempre tan entusiasta, siempre con esos planes tan ajenos a mis planes, siempre con ese humor tan ajeno a mi humor, que todos los canes, sean chuchos o de raza, podencos o labradores, merecen el mismo respeto y necesitan de nuestra atención independientemente de las cualidades que exhiban y de nuestro humor del momento. Me acuerdo ahora de que ayer desde un banco del parque vi a una mujer negra andando por la acera. Hacía mucho tiempo que no veía a nadie caminar con tanta elegancia. ¿Estará necesitada de amor? Aunque me importara no lo sabré nunca y además es otra historia.

domingo, 15 de agosto de 2010

Karmelo C. Iribarren

es un poeta descubierto este verano que inexplicablemente es poco conocido en el mundillo. O, pensándolo bien, no es tan raro que se le ningunee tratándose precisamente de eso, un mundillo. Porque Iribarren a conseguido transcender y se ha convertido en un escritor, bendito sea, que tiene muchos más lectores no poetas que poetas. Por hacerle una publicidad que en absoluto necesita anoto que tiene una antología muy completa en Renacimiento titulada La ciudad, que sus obras completas editadas también por Renacimiento se titulan Seguro que esta historia te suena, y que su último libro, atravesando la noche, lo editó Huacanamo en el año 2009 . También ha publicado un delicioso librito de poesía para niños, Versos que el viento arrastra, editado por El jinete azul.

El poema que dejo aquí tiene lo que hay que tener: sencillez y misterio

Reliquias

Las hojas húmedas
sobre la lápida
apenas dejan ver la inscripción.
Las retiro
y luego, como siempre, me quedo
un rato ahí,
....................mirando
esas cifras
y esas letras
negras,
...........como otros miran
una pluma
o un reloj.

domingo, 1 de agosto de 2010

Llaves olvidadas, Jose Ángel García Caballero

Se afirma que Llaves Olvidadas, el excelente poemario galardonado este año en el Certamen Surcos que edita Renacimiento, establece un diálogo con la poesía de Machado. Citas y dedicatorias aparte, yo no sostendría esa opinión, al menos en cuanto a la poesía se refiere. Sí, en cambio, con la biografía del genial autor del Mairena, hondamente marcada por la soledad y el amor frustrado o imposible. Porque los versos de Jose Ángel García están en mi opinión más emparentados con cierta estirpe de poéticas simbolistas, que con otras como la machadiana, al menos a partir de Campos de Castilla, que aunque no renuncian (cómo hacerlo) al simbolismo, transmiten emoción a través de la claridad expositiva o el conflicto social o moral. Versos los del poeta valenciano cuidados hasta el mínimo detalle, más atentos a transmitir sensaciones que a plantear interrogantes o a sorprendernos. Creemos que en el autor la intuición, la instrospección o la sensibilidad priman sobre la observación franca y directa de la realidad. Y así los poemas abundan en la presencia niebla, grietas, humo, tonos grises... de elementos en fin que sirven para ocultar o entreveer aquello que no se mira de frente por pudor, timidez o prudencia o de aquello que se evade o se deja escapar sin apenas disfrutarse.
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El libro, lo hemos señalado al referirnos a la biografía machadiana, nos habla sobre la soledad, el amor perdido y su aceptación estoica y resignada, en la línea de la lírica cortesana. Y es que, si nos remontamos en el tiempo, encontramos en lo versos de Jose Ángel García ecos de Garcilaso de la Vega tanto por su temática amorosa como por su música. Versos más atentos a transmitir una cadencia, o una sensación que un sentido a través de la semántica. Versos inconcretos, seguramente debido a que tratan de dar cuenta de las fluctuaciones anímicas de un protagonista que, aunque en ocasiones hable por boca de diferentes personajes a través del monólogo dramático, muestra una única e inconfundible voz.
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Podría afirmarse que el libro es un mismo y largo poema dedicado a indagar sobre la pérdida real o imaginada (porque también se pierde/lo que no se ha tenido) y la nostalgia que la pérdida entraña. Un largo poema escrito por un poeta de exacerbada sensibilidad que se dispara a partir de mínimos elementos procedentes de exterior. Quizá los últimos versos del libro se desmarquen un poco del desesperanzado tono del resto, no me resisto a copiarlos aquí por su belleza:
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(Esta ciudad esquiva/necesita preguntas/y dedos que resbalen por los timbres).
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Nosotros también esperamos que en una próxima entrega García Caballero plantee preguntas y llame a puertas. Es de esperar que las demandas del otro (ese otro tan machadiano) combinadas con su inteligencia y sensibilidad ofrezcan nuevos caminos y oxígenen su poesía. Mientras tanto disfrutemos los poemas y paladeemos los hermosos versos de este buen debut.

martes, 27 de julio de 2010

Tres a cero

Después de equivocarme tres veces en copiar el código de la imagen no sé si es que me estoy convirtiendo en máquina o la presbicia aumenta.

sábado, 24 de julio de 2010

Desde mi hamaca

P: ¿Te gusta viajar?
R: ¿Tú por quién me has tomado?

domingo, 18 de julio de 2010

La respuesta en el viento

Como estamos en verano abro las puertas y ventanas de casa para hacer corriente. Aparte de los clásicos portazos, esos que te fastidian la siesta pues te provocan el conflicto moral de tener que levantarte y sujetar la puerta o incorporar el ruido al sueño y dejarla golpeando libremente a riesgo de estropicios. Digo, que aparte de los portazos, tengo un molinillo de viento en el salón al que ayer, no sé de dónde soplaría el viento, por primera vez que yo recuerde, le dio por girar. Y en eso que aparece la perra corriendo y se planta justo delante del molinillo mirándolo fíjamente y ladeando la cabeza alternativamente a un lado y otro como hace siempre que algo inesperado llama su atención. Pega un par de ladridos supongo que con la esperanza de obtener una reacción perruna del artefacto. Y aparentemente lo consigue porque en ese momento la corriente cesa, el molinillo se detiene y la perra se da la vuelta y se aleja satisfecha.

Y ya totalmente espabilado pienso que la perra estaba mucho menos alarmada de ver al molinillo actuar como un perro que yo de ver a la perra actuando como una persona.

domingo, 11 de julio de 2010

¿Por qué no las manos?

El otro día un amigo comentaba que Szymborska recibe a cualquiera que llame a su puerta (después de encontrarla, claro, por lo visto hay que preguntar en la calle e ir siguiendo su pista por toda Cracovia) con una sóla condición: no hablar de poesía.
Y me doy cuenta de que aquí se habla demasiado de ella (de poesía, no de Szymborska), y lo que no es peor ni mejor sino inevitable: a veces, digo cosas con un aplomo que estoy muy lejos de sentir. Porque, ya lo he dicho alguna vez, podría afirmar lo que afirmo y su contrario con toda la intranquilidad. Y tiendo a pensar lo mismo cuando oigo afirmaciones taxativas en bocas ajenas. Lo escrito en este blog nunca es definitivo, se modifica conforme pasan las horas hasta que, por suerte, se olvida. Alguna vez he comentado que es la emoción la que dota de contenido a los pensamientos, lo que significa que una persona emocionalmente estable (pongamos por caso un Kant) podrá forjarse una ilusión de identidad y morir en su cama de capellán soltero creyendo haber construido un sistema. Y otra, pongamos por caso un Nietzsche, no pasará del balbuceo aforístico, incapaz de autoengañarse lo suficiente como para no saber que todo pensamiento si se desarrolla acaba por contradecirse a sí mismo, y acabará intoxicado de metáforas muriendo esquizofrénico en brazos de su madre.
Y me percato de que Szymborska (busca una foto y mírale a los ojos) jamás hablaría de generalidades ni adjetivaría más de la cuenta al dar su opinión. Ella prefiere sentarse con aguja e hilo en un sillón orejero sabedora de que una labor de punto si no gusta se deshace, pero no se ensaña contra uno mismo como el pensamiento. Y cuando muera, si es que la muerte existe, no morirá soltera ni esquizofrénica.

domingo, 4 de julio de 2010

Otra vez Wolfe

El otro día compré Afuera canta un mirlo, (vaya titulazo) el último poemario de Roger Wolfe que edita Huacanamo con amor y sobriedad. Han transcurrido diez años desde su último libro y creo que Wolfe sigue teniendo recorrido como poeta. Más mesurado, sin ser un estilista pero atendiendo más que antes a la forma y al ritmo, con poemas menos extensos que conservan esos giros finales que te revuelven la boca del estómago; mejores o peores, quizá en este libro no haya ninguno decididamente genial, en todos ellos siempre queda latiendo algo que seguramente tiene que ver con la poesía. Wolfe, como buen inglés, está a años luz del barroquismo atronador, del silencio de quienes harían mejor callando de verdad, del realismo pinturero que se estilaba por aquí hace unos años (ahora los peores de quienes lo practicaban han mostrado su verdadero rostro) o de los afeites de la actual cosmética. Un libro menos extremo de lo acostumbrado en él, más apegado a lo real, con un buen uso de la elipsis. A veces sus poemas resultan tremendistas en exceso o directamente fallidos, pero un poema fallido resulta más instructivo que uno indiscutible. Quien falla es porque asume riesgos y la poesía de Wolfe acostumbra a caminar sobre el filo de lo prosaico, sabedora de que el arte siempre está a un paso de despeñarse. Poesía que me gusta por su desparpajo, porque no es intocable sino hospitalaria, en absoluto endogámica, que invita a entrar, a ser modificada, a sentirse libre y capaz criticarla o enmendarla. A los que cada vez nos cuesta más reconciliarnos con el género libros como este nos desintoxican y sirven como terapia.
Por respetar la integridad del libro dejo aquí un poema de otro anterior: Arde Babilonia (1994).
.


Solo
.
Es como siempre
habías querido
estar
y no podías
hasta que
de repente
lo estás
y entonces
ya no quieres
estar solo
pero claro
quién no quiere
lo que no tiene.
.
............................................

sábado, 26 de junio de 2010

Silogismo salvaje

Siendo la capacidad de persuasión el único criterio de excelencia artística, y la carencia de facultades críticas el mejor modo de ser persuadidos concluímos que la erradicación del analfabetismo dejó al artista sin público y lo obligó a replegarse sobre sí mismo. La aparición de la vanguardia podría ser consecuencia de la extensión de la escolaridad.

domingo, 20 de junio de 2010

Ensayo sin error

Después de haberle quitado incontables garrapatas a mi perra, esta mañana he comprendido algo que estos pequeños insectos chupadores aprenden al nacer: que no es en absoluto indiferente el lugar del can donde se ubiquen puesto que les va la vida en ello. De ahí que suelan colocarse en la zona de la cabeza, cuello y cerviz del animal a salvo de los mortales dientes, y de entre esas tres zonas, prefieran la cerviz o espalda alta a resguardo no sólo de los dientes, también de las, si no mortales, molestas uñas.
.
De ello se concluye la importancia de la motivación para el aprendizaje, de tal manera que el cerebro de un insecto, suficientemente estimulado, opera con mayor eficacia que el mío.

lunes, 14 de junio de 2010

Exámenes

Era tan avaricioso que no subrayaba de puro miedo a perderse alguna idea.

martes, 8 de junio de 2010

Recuerdo infantil

El otro día en la tienda de motos este cartel me hizo acordarme de las canciones que cantaban las niñas de mi colegio cuando jugaban a la goma, y de que yo me moría de envidia por no poder jugar.
.
Artículo 1600 del Código Civil
El que ha ejecutado una obra en cosa mueble tiene el derecho a retenerla en prenda hasta que se le pague.

lunes, 7 de junio de 2010

1651

Agradábale mucho la alegre, florida y noble Valencia, llena de todo lo que no es sustancia.
............................ .....................Baltasar Gracián, El Criticón

domingo, 30 de mayo de 2010

Un contemporáneo

Seducido por la variedad de estímulos olvidó las consecuencias de su obrar. Falto de culpa, quedó excluído del sentimiento trágico que hunde a los hombres en ella, pero también del orgiástico que mediante la demencia los eleva y redime. Vivió como un animal y murió de aburrimiento

jueves, 27 de mayo de 2010

El esteta y su víctima

Gracias a sus poderosas cualidades intelectuales sabía tentar maravillosamente a las muchachas y atraerlas hacia sí, sin preocuparse para nada de poseerlas. Me lo imagino sin ninguna dificultad llevando a una joven hasta ese punto en que él tenía la certeza de que ella lo sacrificaría todo por su amor. Pero él, si se había llegado tan lejos, cortaba inmediatamente por lo sano, sin mostrar el más leve indicio de acercamiento, sin pronunciar siquiera una sóla palabra de amor y, muchísimo menos todavía, una declaración formal, una promesa. Y, sin embargo, la cosa había ocurrido ya, y la pobre desgraciada conservaba una conciencia doblemente amarga del hccho. Porque, de un lado, no tenía nada que alegar y, de otro, se sentía zarandeada, como en una danza macabra, por las más contrarias reacciones, ora reprochándose todo a sí misma y perdonándole, ora reprochándoselo todo a él. Y, en definitiva, puesto que la relación sólo había tenido realidad en el sentido impropio, le asaltaba la duda de si todo ello no había sido más que un producto de su imaginación.
Sören Kierkegaard, Diario de un seductor. (trad. Demetrio Gutierrez Rivero)

miércoles, 19 de mayo de 2010

Ayuda sin paliativos

El único motor del cambio es el atrevimiento. ¿Cuándo nos atrevemos? Nos atrevemos cuando nos sentimos contra la pared, cuando cualquier otra opción significa una incomodidad tan grande que casi no queda otro remedio. ¿Cómo se consigue esa incomodidad? A través de la psicoterapia que, si lo es de verdad, te coloca contra las cuerdas, te deja tan incómodo en tu piel que no cabe otra alternativa más que salir de ella aunque escueza. Otro motor del cambio son los acontecimientos trágicos porque ante ellos la cobardía cotidiana pierde peso y pensamiento y acción se simplifican y aclaran. El pensamiento enmarañado suele ser producto de la ambigúedad y de la cobardía. Es risible y paradójico (o no) que el mejor momento para el cambio seguramente sea la muerte, porque no hay futuro contra el que prevenirse y los lastres pasados resultan irrisorios ante la magnitud del acontecimiento.

No se trata de atreverse ante cualquier circunstancia (un ocho mil se escala por cobardía). El atrevimiento ante las figuras de autoridad: jefe, profesor, un amigo con ascendiente sobre ti, alguien detrás de una barra… curan las heridas infligidas por el padre. El atrevimiento en las relaciones íntimas (seguramente el más difícil) si estemos enamorados, curan las infligidas por la madre. Cuando una pieza de dominó cae las otras suelen ir detrás. La tarea primordial de psicoterapueta es tocar la piezas adecuadas en el momento adecuado.

Y no hay más, la valentía (ya lo dije) es el motor del cambio, pero la valentía precisa un paso previo: la incomodidad en la propia piel. En este sentido quien sufre ya tiene, parte de la mitad del camino hecho. Digo parte porque quien sufre suele buscar desesperadamente alivio a su sufrimiento, y es fácil que le vendan la burra de los buenos consejos, del sentido común, o de los psicofármacos administrados alegremente que, a la larga, tras un primer alivio, te vuelven más culpable o sufriente o, en el peor caso, más fósil. En este sentido el conductismo puro y duro casi me merece más respeto que el cognitivismo o que ese hipermercado de las llamadas terapias humanistas (las más fraudulentas). Basta

miércoles, 12 de mayo de 2010

Duda analógica:

¡Que cada palo aguante su vela!
Que cada palo aguante su vela
¿Que cada palo aguante su vela?

(Cuál de ellas, y si todas, ¿en qué orden?)

lunes, 10 de mayo de 2010

Tinta invisible

A veces cuando viene gente a casa se admira de la cantidad de libros que hay, pero el otro día una chica en lugar de los libros se quedó mirando una estantería de hierro hecha por un artesano marroquí que verdaderamente es preciosa. No sé porqué me acordé de mis excursiónes por el campo cuando estudiaba botánica. Me recuerdo guía en mano tan preocupado por identificar las plantas que dejaba de mirarlas. Quizas sea inevitable, en el momento en que vemos algo buscamos compararlo con lo conocido y acabamos prescindiendo de su propia individualidad. Por eso el misterio, que podría definirse como lo que no admite comparación, es seguramente lo más característico del arte. Porque anula la lógica y nos coloca ante los objetos del mundo sin la mediación del pensamiento No obstante a veces sucede que se confunde los misterioso con lo incomprensible. La línea que separa ambos conceptos, aunque bien delimitada, es delgada, sutil y alberga no pocas trampas. Pero al artista no le cabe otra opción que arriesgarse a transitarla.

martes, 4 de mayo de 2010

Miedo

Anteayer, mientras paseaba por el Valle de la Murta, una amiga de puro contento se puso a trotar como un potrillo. De repente me acordé de que en el colegio nos enlazábamos por los hombros y avanzábamos a saltos pregonando a lo que queríamos jugar. Empezaba uno, los otros se sumaban y cuando estimábamos que éramos suficientes comenzaba el juego. Me acuerdo de que yo nunca empezaba por miedo a que nadie se uniera y me quedara solo cantando. Me acuerdo también del mal rato que pasaba cuando quien comenzaba el pregón era un niño impopular por temor de que nadie se juntara con él. Me acuerdo de que admiraba su valentía pero no le secundaba porque mi solidaridad era inferior al miedo a que ningún tercero se nos uniera. Si el niño que empezaba a cantar era un líder tampoco le acompañaba de inmediato por temor a su rechazo y por miedo a que los otros pensaran que trataba de arrogarme un puesto que no me correspondía. Me acuerdo bien de todo esto, sin embargo no consigo recordar a lo que jugábamos.

domingo, 25 de abril de 2010

Sin asunto

Hoy he activado la alarma del móvil para que me avise cuando cumpla cien años. Como la tecnología es tanto o más fungible que los hombres se trata de un gesto doblemente inútil, un brindis a un sol futuro que nunca veremos. Hay algo de paradójico y sobrehumano en esto de la tecnología, no sabría muy bien precisar qué. O a lo mejor es que no quiero seguir tirando del hilo so pena de un patetismo que viene muy al caso pero que debe sobrellevarse en la más estricta intimidad. Chao.

domingo, 18 de abril de 2010

Tirando de un hilo

He amanecido con la noticia de que la perra se ha comido un billete de 50 Euros. Ha estado toda la mañana castigada. Nunca sabrá porqué y eso la salva del rencor. A los niños también se les castiga por cosas que no entienden. Y cuando son mayores entienden el motivo del castigo, pero ante todo entienden que se les castigó por algo que no entendían. Se vuelven rencorosos y castigan a sus hijos que por los mismos motivos castigarán a sus nietos. Podríamos remontarnos hasta el titán Prometeo o hasta aquella primera pareja del Edén castigados por querer entender y envenenados por saber que fueron castigado por una falta que ignoraban. Bendita inocencia.

domingo, 11 de abril de 2010

Un huésped panorámico, Andrés Navarro

Afirma Andrés Navarro en una declaración poética que para un escritor tan peligroso es repetir errores como aciertos. Y aunque tal declaración encierre la paradoja de que un acierto repetido deja de serlo, puede aplicarse con todo justicia a este nuevo libro del autor: desde La fiebre, libro que ya anunciaba a un buen poeta, a este Huésped panorámico la evolución es grande. Y sustanciosa. Un libro, debe advertirse, nada complaciente con el lector y tampoco, desde luego, viene a ser lo mismo y es más de agradecer, con el autor. Que, por su complicación, no se agota en una primera lectura. Poemas que suelen empezar con una declaración, una puesta en escena, o un largo enunciado formulado sin temblores de voz, casi como un axioma que termina volviéndose contra sí mismo, orbitando sobre un planeta que nunca se nombra, trabajando más por exclusión que por inclusión, explorando múltiples facetas y perplejidades para terminar contradiciéndose o tratando de abrigarse sin conseguirlo en lugares aún no mancillados por necesidades que imponen un orden unívoco a las cosas. Porque quien mira o siente o trata de explicarse inevitablemente impone su mirada o sentir o razón sobre eso que llamamos realidad (también a las realidades morales). Y esta se niega a ser apresada debido a que la mirada, puesta en contacto con su reactivo altera sin remedio lo percibido. Solución: ¿acaso la hay? Desconfiar de uno mismo, tratar de apearse para observar lo que sucede pagando el peaje que ello supone, fingir muchos órdenes efímeros para escapar al caos. O al vacío,  porque a menudo, uno se pregunta si hay algo detrás de versos tan celosos de lo que encierran.
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Poesía, ya lo he dicho, moral pero no aleccionadora, meditativa, urgentemente meditativa, valga la paradoja, nostálgica tal vez de un orden natural inalterado, poesía también con pequeños respiros de ternura. Poesía de primeros planos poesía donde su autor intenta mantener un equilibrio inestable con un pie fuera y otro dentro de lo narrado, versos en los cuales lo mirado con detenimiento y frialdad deviene tremendo y hasta monstruoso (oportuna la cita de Capote) puesto que alza el velo que las buenas intenciones extienden ¿piadadosamente? sobre las cosas.
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Métricamente resalto una total ausencia de sonsonetes: el metro, moderadamente imparisílabo, fluye liviano adecuándose con soltura a la larga cadencia de las frases. Pienso que Navarro posee una voz personal e inteligente, alejada por igual de la la cotidianidad caricaturesca, o la vacuidad de los versos "bonitos" tan presentes en estos pagos.  Un libro, en fin, este Huésped panorámico, que me ha gustado e incomodado por igual.

sábado, 3 de abril de 2010

Penélope otra vez

Escribir algo y luego escribir exactamente lo contrario, y creer ambas cosas a la vez, o sucesivamente, o no creer ninguna, o sentir piedad por lo que escribes, más por el tono que por el contenido. Simplemente escribir por no dar tiempo al tiempo, por matarlo. A fin de cuentas el primer título de este blog era pensar por existir, en sus dos acepciones, ahora me doy cuenta.

viernes, 2 de abril de 2010

De la fragilidad de todo

Hay poemas que siento con tanta intensidad que tengo la certeza de que podría haberlos escrito. Y no es vanidad. Precisamente es todo lo contrario. Porque cuando un poema o cualquier obra artística se despliega ante nosotros en toda su riqueza revelándonos todos sus detalles e intenciones, a veces más de las que hubiera sospechado el propio autor, las fronteras del ego se difuminan y escritor y lector terminan por confudirse. La contemplación es siempre activa. Naturalmente, ojalá, no sucede con todos los poemas que me gustan, ni siquiera con el mismo poema en distintas circunstancias. Hay circunstancias vitales que iluminan desmesuradamente poemas que en otras, aún gustándonos, pasarían más desapercibidos. Sin relación no hay arte. Durante la creación el autor se desdobla en escritor y lector, y durante la lectura quien lee recrea las mismas o parecidas o distintas, da igual, operaciones poéticas que en su día llevó a cabo quien concibió el poema. La poesía natural, la que nos sale al paso en el campo o en la calle, no existiría de no ser porque estamos ahí para contemplarla. Nosotros o nadie somos sus autores. De la misma forma, no hay tanta diferencia entre escribir y leer.

Sirva lo dicho para justificar que este poema de Fabio Morábito es tan mío, o vuestro, o de nadie, como suyo.


Mudanza
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A fuerza de mudarme
he aprendido a no pegar
los muebles a los muros,
a no clavar muy hondo,
a atornillar sólo lo justo.
He aprendido a respetar las huellas
de los viejos inquilinos:
un clavo, una moldura,
una pequeña ménsula,
que dejó en su lugar
aunque me estorben.
Algunas manchas las heredo
sin limpiarlas,
entro en la nueva casa
tratando de entender,
es más,
viendo por dónde habré de irme.
Dejo que la mudanza
se disuelva como una fiebre,
como una costra que se cae,
no quiero hacer ruido.
Porque los viejos inquilinos
nunca mueren.
Cuando nos vamos,
cuando dejamos otra vez
los muros como los tuvimos,
siempre queda algún clavo de ellos
en un rincón
o un estropicio
que no supimos resolver..
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jueves, 25 de marzo de 2010

Luis y yo

Ayer asistí a la conferencia-recital que Luis García Montero ofreció en Valencia. La primera vez que lo vi y pude hablar con él fue en los cursos de verano del Escorial hará cinco o seis años. Recuerdo que, armándome de valor, en el hall de la residencia me acerqué a él y le regalé un ejemplar de Ladrón de horizontes. Hablamos unos minutos y él me insistió en que le dedicara el libro. Pasé un mal trago porque ni tenía nada preparado ni se me ocurría en ese momento. La verdad era que Luis, aún respetándolo mucho, ya había dejado de gustarme tanto. Transcurrían los segundos, y cuando la situación empezaba a ser insostenible, sucedió algo que me pasa con frecuencia en similares lides: la sangre afluyó y el cerebro (dejemos el corazón para otros menesteres de mayor calado), empezó a funcionar. Lo primero que pensé fue: Para Luis, mejor persona que poeta, pero lo descarté, y eso que afirmaría lo mismo de Don Antonio a quien adoro como poeta. Tal vez lo hubiera tomado como lo que seguramente era: una grosería imperdonable. Después, en décimas de segundo, se me ocurrió una segunda: Para Luis, el primer poeta vivo que me conmovió. La descarté también porque aparte de no ser del todo cierto (el primero fue Ángel) y de la pedantería que suponía vanagloriarse de haber leído a Jorge, Lope, Francisco o Luis antes que a Luis, me pareció una dedicatoria de cierto tufillo y vocación necrófilas. Aunque ya era un clásico, Luis todavía no había escrito Vista Cansada ni había cumplido los cincuenta ni dictaba conferencias como la de ayer, y daba la sensación de que yo pretendía de enterrarlo antes de tiempo. Al final, con la inseguridad propia de la timidez, me decidí por esta, sincera como pocas, que no leyó, y aún me sigue gustando por su involuntario desparpajo:
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Para Luis con afecto de Ignacio
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Todo esto podría venir a cuento de que ayer Luis contó una situación muy similar vivida por él con Blas de Otero. Luis, con más reflejos seguramente que yo, según dijo ayer, le puso:
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Para Blas (es de suponer que añadiría el de Otero) cuyos versos encendieron mi vocación poética.
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A lo que Blas, que sí leyó la dedicatoria, con más reflejos que Luis y que yo, le respondió:
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-Espero que me perdones.

domingo, 21 de marzo de 2010

Anna Karenina

Mil páginas y ni un sólo punto suspensivo. No cabe mayor elogio.

jueves, 11 de marzo de 2010

Muera la muerte

Vaya por delante que Unamuno no es uno de mis escritores preferidos. Sin embargo, tuvo a mi entender un don mucho más valioso que el de la escritura: fue un hombre valiente (un raro adjetivo, apenas ya redundante con la palabra hombre, en estos tiempos tan merinochurros). Para percatarse de ello, basta leer el discurso que improvisó en el Paraninfo de la Universidad de Salamanca en plena guerra civil ante el general Millán Astray que había llegado como acostumbraba escoltado por legionarios armados con metralletas para celebrar el Día de la Raza. Aparte de una enorme inteligencia se precisa un temple de acero para hilar tal discurso en tal situación. El mismo temple que tuvo su admirada Ántígona en la valiente defensa que hizo de su hermano ante su padre, el rey Creonte.

El borrador del discurso que Unamuno, quien pese a ser el Rector no tenía pensado intervenir en el acto, garabateó en una cuartilla mientras se desarrollaban intervenciones anteriores repletas de tópicos loando la cruzada contiene sólo las siguientes palabras: "Guerra internacional/Occidental –cristiana/Odio y conmpasión/Lucha-unidad/Cóncavo-convexo/Odio a la inteligencia que es crítica y diferenciadora/"y alguna que otra más, poco legible.

Dejo aquí casi todo del discurso, comentado por Andrés Trapiello, junto a las intervenciones de Millán Astray, que en un estado de nervios creciente no cesaba de interrumpirle:

"Estáis esperando mis palabras. Me conocéis bien y sabéis que soy incapaz de permanecer en silencio. Callar, a veces, significa mentir porque el silencio puede interpretarse como aquiescencia.

Había dicho que no quería hablar, porque me conozco; pero se me ha tirado de la lengua y debo hacerlo. Se ha hablado aquí de guerra internacional en defensa de la civilización cristiana; yo mismo lo he hecho otras veces. Pero no, la nuestra sólo es una guerra incivil. Nací arrullado por una guerra civil y sé lo que digo. Vencer no es convencer y hay que convencer sobre todo, y no puede convencer el odio que no deja lugar a la compasión: el odio a la inteligencia que es crítica y diferenciadora, inquisitiva, más no inquisición (…)”

Millán Astray, que llevaba un buen rato nervioso, golpeaba con su única mano la mesa e interrumpió con impertinencia: “¿Puedo hablar? ¿Puedo hablar?”. Hizo entonces uso de la palabra pronunciando un breve discurso dictado por la histeria en defensa de la rebelión militar, hubo vítores, voces y bufidos. Tras ellos Unamuno reanudó su intervención

“Acabo de oír el grito necrófilo y sin sentido de ¡Viva la muerte! Esto me suena lo mismo que ¡Muera la vida! Y yo, que me he pasado toda la vida creando paradojas que provocaron el enojo de los que no las comprendieron, he de decirles como autoridad en la materia, que esta ridícula paradoja me parece repelente. Puesto que fue proclamada en homenaje al último orador, entiendo que fue dirigida a él, si bien de una manera excesiva y tortuosa, como testimonio de que él mismo es un símbolo de la muerte. ¡Y es otra cosa! El general Millán Astray es un inválido. No es preciso decirlo en un tono más bajo. Es un inválido de guerra. También lo fue Cervantes. Pero los extremos no sirven como norma. Desgraciadamente hay hoy en día demasiados inválidos en España. Y pronto habrá más, si Dios no nos ayuda. Me duele pensar que el general Millán Astray pueda dictar las normas de psicología de las masas. Un inválido que carezca de la grandeza espiritual de Cervantes, que era un hombre (no un superhombre) viril y completo a pesar de sus mutilaciones, un inválido, como dije, que carezca de la superioridad de esa superioridad del espíritu, suele sentirse aliviado viendo como aumenta el número de inválidos a su alrededor.

El general Millán Astray no es uno de los espíritus selectos, aunque sea impopular o, quizá por esta misma razón, porque es impopular. El general Millán Astray quisiera crear una España nueva (creación negativa, sin duda) según su propia imagen. Y por eso desearía ver a España mutilada, como inconscientemente dio a entender.”

En este punto Millán Astray interrumpió al grito de “¡Muera la inteligencia!” matizado por un José María Peán que intentaba restañar lo irrestañable con el de “¡Viva la inteligencia! ¡Mueran los malos intelectuales!”.

Es imaginable la pita que se armó entre falangistas profesores y público frente a un viejo que se había atrevido a decir lo que nadie en España, en aquellas circunstancias habría sido capaz de espetarle a un ser moralmente tan repulsivo. Cuando Unamuno logró hacer de nuevo el silencio continuó:

“Este es el templo de la inteligencia y yo soy su sumo sacerdote. Vosotros estáis profanando su sagrado recinto. Yo siempre he sido, diga lo que diga el proverbio, un profeta en mi propio país. Venceréis, pero no convenceréis. Venceréis porque tenéis sobrada fuera bruta. Pero no convenceréis porque convencer significa persuadir. Y para persuadir necesitáis algo que que os falta: razón y derecho en la lucha. Me parece inútil –concluyó- pediros que penséis en España”.



jueves, 4 de marzo de 2010

Billy Collins

Podría dar mil motivos por los que Billy Collins me parece un gran poeta, pero esta vez, qué descanso, prefiero ceñirme a los puramente biológicos: cada vez que lo leo se me pone una sonrisa de oreja a oreja.


Love
The boy at the far end of the train car
kept looking behind him
as if he were afraid or expecting someone
and then she appeared in the glass door
of the forward car and he rose
and opened the door and let her in
and she entered the car carrying
a large black case
in the unmistakable shape of a cello.
She looked like an angel with a high forehead
and somber eyes and her hair
was tied up behind her neck with a black bow.
And because of all that,
he seemed a little awkward
in his happiness to see her,
whereas she was simply there,
perfectly existing as a creature
with a soft face who played the cello.
And the reason I am writing this
on the back of a manila envelope
now that they have left the train together
is to tell you that when she turned
to lift the large, delicate cello
onto the overhead rack,
I saw him looking up at her
and what she was doing
the way the eyes of saints are painted
when they are looking up at God
when he is doing something remarkable,
something that identifies him as God



Amor
El chico del final del vagón
miraba hacia atrás
como si tuviera miedo o esperara a alguien,
entonces apareció ella en la puerta de cristal
y él se levantó
abrió la puerta y la dejó pasar
y ella entró cargando
un enorme estuche negro
con la inconfundible forma de un violoncello.
Parecía un ángel de frente amplia,
con los ojos oscuros y el pelo
recogido en la nuca con una cinta negra.
A causa de todo esto
él parecía un poco azorado
en medio de la felicidad de verla,
mientras que ella estaba allí sencillamente,
existiendo de manera perfecta como una criatura
de cara delicada que tocaba el cello.
Y el motivo por el cual escribo esto
en el reverso de un sobre de manila
ahora que se han bajado juntos
es deciros que cuando ella se dio la vuelta
para poner el enorme, delicado cello
en el portaequipajes,
lo vi mirándola
y mirando lo que hacía
en la forma en que están pintados los ojos de los santos
cuando miran a Dios
y Él está haciendo algo maravilloso,
algo que lo identifica como Dios.

Traducción modificada de Camilo Rojas

sábado, 20 de febrero de 2010

El pato y la luna

Un pato nadaba por el río en busca de peces y en todo el día no había encontrado ni uno. Cuando llegó la noche, vio el reflejo de la luna en el agua, pensó que era un pez y se sumergió para capturarlo. Los otros patos lo vieron y empezaron a reírse de él.
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Desde entonces, el pato sintió tanta vergüenza y timidez que, incluso cuando veía un pez bajo el agua, no hacía nada para capturarlo, y de este modo se murió de hambre.
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.............................................................................................................................................. ..Lev Tolstoi (trad. Víctor Gallego)

martes, 16 de febrero de 2010

Mil palabras

Glenn Gould interpretando al piano las Variaciones Goldberg.

El velo del sombrero de Vera Miles movido por la brisa cuando le dice al sheriff que corte una flor de cactus para la tumba de Tom Doniphon.

El último ramillete de hojas que sobrevive intacto al invierno en los árboles de enfrente de mi casa.

La loba espantando a los chorlitejos patinegros en la orilla. Su vuelo en V.

Rojo, Azul, Blanco por este orden, o la voluntad de sobrevivir a la adversidad.

Harvey Keitel escupiendo desde el primer piso del Empire State en Teniente Corrupto.

La voz de Tom O’Bedlan cerrando la La Elegía a Yeats de Auden: “Teach the free men how to praise”.

La alegría de Nerea al decirle que había aprobado.

Tom Waits cantado Hold on

La perra aullando después de escuchar una ambulancia que pasaba por Primado Reig

La sonrisa que se le pone a la Moña mientras se cuelga de las espalderas.

viernes, 5 de febrero de 2010

agua fría

Primero nos emocionamos luego sentimos la emoción y por último, y este último paso es específicamente humano, la dotamos de contenido. Es decir, justo lo contrario de lo que piensan los psicólogos y psicólogas cognitivos. Ciertamente, porque las cosas se relacionan dialécticamente unas con otras podemos modificar esos contenidos y actuar sobre la emoción pero siempre secundariamente y no sin límites ni consecuencias. Podemos también engañarnos a nosotros mismos y crear contenidos psíquicos que no se corresponden con la emoción experimentada. Principio de toda psicopatología: la escisión entre pensamiento sentimiento y emoción. También la razón por la que el hombre (o la mujer) es la única criatura (o criaturo) que enferma mentalmente y a veces ni se entera. Y, por último, es el motivo por el que los libros de autoayuda son dañinos a más no poder.



lunes, 18 de enero de 2010

Hölderlin

Leo con mucho gozo la excelente traducción de las elegías de Horderlin recién publicadas por DVD. Aunque debo medirme, porque para disfrutar de la lectura se necesita una cierta elevación, un cierto estado de ánimo. Lo que recién levantado parece maravilloso al acostarse puede resultar indiferente. Dejo aquí un fragmento.
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Pan y vino
I
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La ciudad descansada nos rodea; se instala ya la calma en la calleja iluminada]
y el ruido de carruajes coronados de antorchas se aleja hasta perderse.]
Saciados por los gozos que el día trajo, los hombres se encaminan a casa a descansar.]
Ya en el hogar es hora de sopesar con tiento
la ganancia y la pérdida y alegrarse también del buen balance.
Vacío de uvas y flores tras la labor de miles de manos hacendosas,
el mercado ya duerme. Mientras tanto, se escucha en la distancia
el son de algún laud en los jardines: quizás alguien que ama está tocando]
o un hombre solitario recordando sus tiempos juveniles y a lejanos amigos,]
al tiempo que las fuentes, frescor inagotable, suenan en el aroma de los arriates en flor.]
Serenas en el aire del crepúsculo repican las campanas,
y no menos pendiente de las horas un sereno da a conocer la suya.
Pero ahora una brisa se levanta y alcanza el boscaje,
agitando las copas de los árboles.
Y, mira ya la luna, que es al sombra chinesca de la tierra,
se acerca con sigilo y la noche, la entusiasmada viene;
va colmada de estrellas y se preocupa poco por nosotros.
Lo que siembra el asombro entre las almas, aunque es extraña a todo afán humano,]
se emplea sobre las cimas de los montes y brilla igual de triste que magnífica.]

sábado, 9 de enero de 2010

Desgracia, J.M. Coetzee

Si mi propósito fuera calificar esta novela, la tildaría de incalificable, o imprevisible, pues todo en ella evade la norma. Lo que en principio parece una espléndida diatriba contra el puritanismo de lo políticamente correcto, pasa a ser una defensa de Eros y termina yendo mucho más allá en una segunda parte donde los códigos morales nos son por completo ajenos.
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Todo ello de la mano de un protagonista tan magníficamente encarnado que no precisa dirigirse al lector ni de reojo. ¿Relativismo moral? La típica palabra que impresiona a lectores primerizos. No acaba de satisfacerme. Más bien la novela halla su anclaje en los trágicos griegos: decía que todo en ella sucede de forma imprevisible, también inapelable. Los dioses nos eligen con los ojos vendados, pero también nosotros actuamos sin sabernos elegidos. Y siempre ignoramos cuando un dios actúa sobre quienes amamos.

Ante semejantes fuerzas telúricas u olímpicas poco puede hacer el dios cristiano del perdón, la compasión y la remuneración equitativa. El dios en el que ha sido educado el protagonista. Y también el lector.

Tras estos párrafos podría pensarse en una novela densa y abstracta. No lo es. La historia está narrada con agilidad pasmosa, sin asomo de barroquismo. También (qué descanso y qué complicación tan bien solventada), sin ironía. Dictada en un presente que provoca por igual inmediatez y alejamiento. Como nosotros nada sabe el narrador del curso de su historia. Se limita a contarnos lo que ocurre aquí y ahora.

Hablé de la tragedia griega, también podría hablar de Kafka ( El Proceso, La Colonia) o de Camus, sobre todo de Camus (La Peste, sobre todo La Peste, El Extranjero). La atmósfera es similar.

A destacar la trama paralela con esa patética Teresa, la amante de Byron, ya madura tratando de invocar a su desaparecido amante con sus cantos. Tratando de conmover El Averno acompañada de un banjo de juguete. Risible y por ello doblemente trágico.
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Amor, vejez y muerte. Muerte como el inevitable final de la vejez, de no entender ya el mundo. Y rechazo. Rechazo del que es objeto el viejo que no se resigna a ceder su lugar a los nuevos tiempos. Todo ello visto por el protagonista con implacable lucidez, sin ceder un ápice al sentimentalismo ni a la queja, ni siquiera en ese final abrupto, en esa muerte de perro que recuerda vagamente al del Proceso. Nadie nos salva de la decadencia y la muerte, nadie puede otorgarnos ese don. Quien vive de verdad, quien no se resigna a quedarse en los márgenes, no es en absoluto protagonista de su vida. Un dios habla por él. Un dios que no perdona.