miércoles, 10 de noviembre de 2010

Diga treinta y tres

"Albio, no sufras más de la cuenta recordando a Glícera la arisca; y no cantes sin parar llorosas elegías, preguntando por qué brilla más que tú otro más joven, una vez que la fe jurada se ha quebrado. A Licóride, tan bella por su breve frente, la tiene en ascuas el amor por Ciro, y Ciro se inclina por la dura Fóloe, pero los corzos se han de ayuntar con los lobos de la Apulia antes de que Fóloe caiga en las manos de tan feo amante. Así lo ha querido Venus, que gusta del juego cruel de someter a su broncíneo yugo dispares cuerpos y dispares almas. A mí mismo, cuando una Venus mejor me pretendía, con dulces grillos me retuvo Mírtale, una liberta más impetuosa que las aguas del Adriático que bordean los golfos de Calabria."

(Horacio, Oda 33. Traducción de Jose Luis Moralejo).

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