lunes, 12 de marzo de 2018

Grande Zelarayán

QUINCE MINUTOS DESPUÉS
A Celia, siempre

Estaba ordenando las cosas para salir... 
Y mientras ordenaba mis cosas 
veía al lobo, 
al lobo que fui y no sé si al lobo que seré... 
La palabra "cinzas", una palabra en una canción de Wilson Simonal, 
me atrae... 
Una palabra que no puede traducirse como cenizas, en castellano. 
Una palabra que resplandece como los ojos de los gatos en la oscuridad. 
O los faros de los coches en la ruta pavimentada, 
cuando la noche se hace madrugada 
entre Córdoba y Villa María. 
Salí de mi casa para verte, 
con todas esas cosas en la cabeza... 
lobo aullando junto a la "cinza" resplandeciente... 
ojos de gato en la oscuridad, 
faros de coches sonámbulos que se acercan y se alejan de Córdoba. 
Y llegué quince minutos después... 
No quisiste hablar. 
"Ya se me va a pasar", dijiste. 
Y durante un tiempo largo nos miramos en silencio. 
El plato vacío, 
el tuyo y el mío, 
eran más blancos que nunca. 
Y después vino el pedido. 
¡A llenar el plato! 
¡Tu plato y el mío! 
Y empezaste a hablar... 
¡Y hablamos! 
Después de comer, un paseo. 
El sol no estaba... 
pero en ese momento, qué importancia tenía? 
Yo me sentía un inmenso pancito de azúcar 
rodeado de árboles muy verdes. 
Los trenes que pasaban a lo lejos 
eran un poco tus caricias tímidas, 
tus miradas 
Un perro trataba de jugar al fútbol 
con dos chicos. 
Un avioncito con motor giraba y giraba. 
El paseo, el descanso, era un vuelo. 
Y después el cine.
Un cine de domingo nublado. 
Un cine de madera blanca, 
donde la película, buena y todo, 
al fin y al cabo, fue lo de menos. 
Después salimos. 
Nos bastaban apenas 
unas pocas palabras. 
Y después... 
Después siempre. 
Pero yo recuerdo.

viernes, 9 de marzo de 2018

Propinas


Esta mañana han venido los operarios que han montado el sofá nuevo y se han llevado el antiguo. No es que estuviera yo de mucho humor para propinas, pero tampoco he sido tan mezquino como para no ofrecerles la calderilla que ha aparecido debajo de los asientos.