domingo, 26 de mayo de 2019

Recíbeme

"A lo largo de estas páginas he hablado varias veces del Espíritu. Debo subrrayar que, en materia religiosa, es en lo único que creo a pies juntillas -si se me permite la expresión. Pero no sabría definirlo, ni siquiera intentarlo. Apenas quiero rozar el tema para que se sepa que cuando hablo del Espíritu estoy diciendo algo y no haciendo una de mis habituales humoradas. Creo, desde luego, en mi propio espíritu -por más oculto y ennegrecido que se encuentre hoy-; creo, también, en el espíritu de toda cosa, viviente o no; creo que el Espíritu, con mayúscula, se mueve organizando ciertas cosas. En esto creo, y no por haberlo leído ni por una forma de fe que me hayan inculcado, sino por conclusiones que he sacado de mi propia experiencia y por lo que he escuchado de varias experiencias ajenas. 
Pienso que ese Espíritu es una fuerza poderosa, nada mecánica, pero sí sujeta a ciertas leyes, y que una de esas leyes, le impide meterse demasiado en los asuntos de la gente; es un quien tiene que ir hacia Él, y cuando uno va hacia Él lo encuentra con total facilidad. Pero, por desgracia, resulta muy fácil olvidarlo. Me distraigo permanentemente en mil otras direcciones, tal vez, pienso, por la acumulación de experiencias negativas que uno va recogiendo día a día  que terminan por abrumarlo. Sumergido en la lucha por la subsistencia me lleno de temores, compromisos, urgencias, y me vida pasa a ser dirigida por algún minúsculo centro cerebral sumamente práctico, mezquino, ciego para las dimensiones espirituales."                                                                                                                                        (Mario Levrero)

sábado, 18 de mayo de 2019

"Pienso en la locura como un lugar tan cómodo y placentero, que una vez alcanzado nadie querría volver a la opacidad cotidiana, a este frío y a este apego insensato a las cosas."
                                                                                        (Mario Levrero)

En la puerta de Mercadona el vagabundo y la del chaleco naranja de Sos pobreza haciéndole la competencia. Naturalmente, le he dado el euro al vagabundo, se lo gastará en cerveza, pero prefiero prescindir de intermediarios.