Después de haberle quitado incontables garrapatas a mi perra, esta mañana he comprendido algo que estos pequeños insectos chupadores aprenden al nacer: que no es en absoluto indiferente el lugar del can donde se ubiquen puesto que les va la vida en ello. De ahí que suelan colocarse en la zona de la cabeza, cuello y cerviz del animal a salvo de los mortales dientes, y de entre esas tres zonas, prefieran la cerviz o espalda alta a resguardo no sólo de los dientes, también de las, si no mortales, molestas uñas.
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De ello se concluye la importancia de la motivación para el aprendizaje, de tal manera que el cerebro de un insecto, suficientemente estimulado, opera con mayor eficacia que el mío.
La mejor forma de evitar que un tigre te devore es montarte sobre él. Proverbio, digamos, chino. La perra caudillo y la pulga burócrata. Un pulso que a la segunda le deja muchos problemas con su hígado. El problema, dice el perro, es que te den a escoger entre un dueño que te mata de hambre y otro que resuelve el problema económico pero suprime las libertades. La pulga no tiene muchas opciones: ocupar las parcelas de poder con hombres de su confianza, dinamitar las estructuras creadas, pero sin ejercer. Se sabe que la perra se valió de ella, de su inteligencia y su fidelidad y de su falta de escrúpulos, pero la menospreció siempre; también que por separado nunca habrían llegado tan a ninguna parte.
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