lunes, 16 de abril de 2012

Experiencias berlinesas

Los mejores bocadillos que he comido nunca.

Una cerveza tan buena y tan bien tirada que da casi igual la marca que pidas.

La chica que salió del puesto de bocadillos de la estación a buscarme porque había olvidado llevarme las servilletas.

El jubilado que dedica su ocio a ayudar a los turistas perdidos en el metro.

Un grupo de chimpancés protagonizando una escena familiar que me provocó las mayores carcajadas desde hace meses.

Un orangután joven metiéndose del todo en un saco y rodando por la paja como si fuera un fardo

En el jardín botánico mirar dentro de un invernadero las plantas que veo aquí cuando salgo al campo.

Un cilindro lleno de agua y dentro de él decenas de medusas latiendo.

Un estudiante de la Universidad Libre que me llevó en su coche a recuperar el móvil que había perdido.

Un ambiente tan agradable que no tienes ganas de perder el tiempo en ningún museo.

Un garito cualquiera de la Berlin Strasse con música en directo y mucha gente mayor con muchas ganas de pasárselo bien.

Una Suzuki amarilla de los años setenta aparcada en la acera.

Farolas que iluminan lo suficiente para guiar a una borracho sin deslumbrarlo.

Tazas de water limpias como espejos en garitos donde la gente bebe cerveza sin parar.

Un horno con tantas cosas buenas en las vitrinas que no sabes qué pedir.

Muy poca gente mirando el móvil o hablando por él.

Un grupo de adolescentes que se levantó en el metro para dejar que se sentara un grupo de deficientes mentales.

Muchos perros y ninguna caca en las aceras.

Bicis sin marchas ni amortiguadores, pero con asientos muy cómodos.

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