lunes, 23 de septiembre de 2013

Mar del sur

El otro día, cuando estabábamos tumbado ricamente al sol de la Patacona llegaron unos hombres y se pusieron a apilar las tumbonas como si recogieran naipes desperdigados por la playa. Luego vino un remolque que se puso a cargar los montones. Y en eso escucho la voz de A que me dice: A lo mejor se las llevan a otra playa donde sea verano. Antes de despreciar la posibilidad como haría el taxista del Guardián del centeno, yo lo pensaría dos veces. Al fin y al cabo, no es imposible, y, sobre todo, es consolador. Pasa como en las quinelas hay que apostar por resultados que, aunque improbables, estén muy poco apostados. A la larga se gana.

4 comentarios: