domingo, 15 de marzo de 2015

La luna es un lugar



Cuerpos de todos los tamaños
por donde corre la misma sangre


Mil novecientos ochenta y nueve agujeros
que hacen del rancho un colador
para que el clima de las cuatro estaciones
se suceda en concierto por el único ambiente
sin necesidad de ventanas. Recién despierto,
acodado en las mantas Lescano barre con la vista
los cuerpos tendidos de la madre, la esposa,
un cuñado, las hijas que son tres
más los dos perros que, sin contar el loro,
ascienden al número de ocho como víctimas
de una masacre de la cual, en estado de ebriedad,
él pudo haber sido el agente; pero no se acuerda
de nada y el flequillo sobre los ojos
le da un aspecto de pony tardíamente alfabetizado.
                                        Daniel García Helder

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