jueves, 16 de abril de 2009

Fútbol

Entre la multitud que se agita como un bosque encantado,
libres del deber, por el gusto del pasto, en la delicia de ver
rodar,
de sentir como nace del pie la precisión que en la vida normal
le arrebató la mano,
estamos reunidos hoy en este campo donde no crece ni la
cebada ni el trigo;
somos el coro que lamenta y que festeja,
el suspiro que acompaña al balón cuando pasa de largo
y el grito entre las redes.
Nació la pelota con una piedra o con la vejiga hinchada
de una presa abatida.
No la inventó un anciano, ni una mujer, ni un niño;
la inventó la tribu en la celebración, en el descanso en
el claro del bosque.
Contra el hacer, contra la dictadura de la mano,
yo canto al pie emancipado por el balón y el cesped,
al pie que se despierta de su servil letargo,
a la pierna artesana que vestida de gala va de fiesta,
al corazón del pie, a su cabeza, a su vuelo aliado de
Mercurio,
a su naturaleza liberada del tubérculo,
a cada hueso de los dos pies, a sus diez dedos
que nunca se aprestaron para contar la plata,
que atrapan habilidades hace milenios olvidadas en las
ramas de los árboles.
Yo canto a los piés que fatigados de trabajar las sierras
bajaron al llano e inventaron el fútbol.

Todos los versos salvo uno son de Antonio del Toro

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