jueves, 16 de abril de 2009

Malhumorado, cínico y dócil

Dentro del galimatías Ashbery, a veces uno encuentra joyas donde su mala leche reluce en toda su intensidad. Son parrafadas dentro de poemas, a veces, incluso poemas enteros, que merecen leer toda la paja que a modo de embalaje los preserva de un exceso de sentimentalismo o exclamaciones admirativas tan presentes en la poesía de estos lares.

Guión romántico

Se veía venir desde siempre,
después, ya estaba aquí, así de simple, paralelo
al curso de los días. Para entonces éramos nosotros
quienes habíamos desaparecido por el tunel de un libro.

Levantarse temprano, unirse al transcurrir
de las noticias del día. ¿Por qué no? Al contrario
que otros no tenemos nada que pedir
o prestar. No somos más que piezas de una sólida geometría:

cilindros o romboides. Cierta satisfacción
se nos otorga. Pues claro que podemos
volver a por más –esa es la parte humana
del desfile. Y aún se vislumbran regiones

más oscuras que alguna vez tendríamos que explorar.
Por ahora basta con que el día termine, trajo
su carga de frescura, la soltó y se fue: en cuanto a nosotros,
seguimos aquí, ¿no?


Versión de Ignacio

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