Estuve en La Habana. Di la mano
al caballero de París. Una bruja
me aconsejó rezar a la Virgen de Regla
desde el malecón. Conocí a Yailén. Vi
la falsa tumba de Cortázar. El azar
me condujo a la playa de Guanabo,
patria de Bola de Nieve, me bañé
más allá de la última caseta. Vi atardecer
el veintitrés de julio, una nube
ocultó a nuestra vista el rayo verde.
Di mi última calada en Valle de Palmira.
Abandoné los chicles. Tomé fotografías
que debieron velarse. A caballo
rompí el silencio de la selva.
De regreso a Valencia me acompaña un hidalgo
que enloqueció para poder contar
su vida sin sonrojo. Tantas ocupaciones
impiden concentrarse en lo que importa.
Y el verano sigue.
hmm... mejorando, sí señor. Una reflexión: hacer lo que importa v.s. centrarse en lo que importa...
ResponderEliminarTota la raó, germà pero tantas ocupaciones impiden concentrarse en lo que importa...
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