domingo, 1 de agosto de 2010

Llaves olvidadas, Jose Ángel García Caballero

Se afirma que Llaves Olvidadas, el excelente poemario galardonado este año en el Certamen Surcos que edita Renacimiento, establece un diálogo con la poesía de Machado. Citas y dedicatorias aparte, yo no sostendría esa opinión, al menos en cuanto a la poesía se refiere. Sí, en cambio, con la biografía del genial autor del Mairena, hondamente marcada por la soledad y el amor frustrado o imposible. Porque los versos de Jose Ángel García están en mi opinión más emparentados con cierta estirpe de poéticas simbolistas, que con otras como la machadiana, al menos a partir de Campos de Castilla, que aunque no renuncian (cómo hacerlo) al simbolismo, transmiten emoción a través de la claridad expositiva o el conflicto social o moral. Versos los del poeta valenciano cuidados hasta el mínimo detalle, más atentos a transmitir sensaciones que a plantear interrogantes o a sorprendernos. Creemos que en el autor la intuición, la instrospección o la sensibilidad priman sobre la observación franca y directa de la realidad. Y así los poemas abundan en la presencia niebla, grietas, humo, tonos grises... de elementos en fin que sirven para ocultar o entreveer aquello que no se mira de frente por pudor, timidez o prudencia o de aquello que se evade o se deja escapar sin apenas disfrutarse.
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El libro, lo hemos señalado al referirnos a la biografía machadiana, nos habla sobre la soledad, el amor perdido y su aceptación estoica y resignada, en la línea de la lírica cortesana. Y es que, si nos remontamos en el tiempo, encontramos en lo versos de Jose Ángel García ecos de Garcilaso de la Vega tanto por su temática amorosa como por su música. Versos más atentos a transmitir una cadencia, o una sensación que un sentido a través de la semántica. Versos inconcretos, seguramente debido a que tratan de dar cuenta de las fluctuaciones anímicas de un protagonista que, aunque en ocasiones hable por boca de diferentes personajes a través del monólogo dramático, muestra una única e inconfundible voz.
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Podría afirmarse que el libro es un mismo y largo poema dedicado a indagar sobre la pérdida real o imaginada (porque también se pierde/lo que no se ha tenido) y la nostalgia que la pérdida entraña. Un largo poema escrito por un poeta de exacerbada sensibilidad que se dispara a partir de mínimos elementos procedentes de exterior. Quizá los últimos versos del libro se desmarquen un poco del desesperanzado tono del resto, no me resisto a copiarlos aquí por su belleza:
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(Esta ciudad esquiva/necesita preguntas/y dedos que resbalen por los timbres).
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Nosotros también esperamos que en una próxima entrega García Caballero plantee preguntas y llame a puertas. Es de esperar que las demandas del otro (ese otro tan machadiano) combinadas con su inteligencia y sensibilidad ofrezcan nuevos caminos y oxígenen su poesía. Mientras tanto disfrutemos los poemas y paladeemos los hermosos versos de este buen debut.

1 comentario:

  1. muchas gracias compañero, tu percepción en siempre muy fina e intuitiva, gracias por esa lectura, llegará el prometido gintonic, :)

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