miércoles, 21 de marzo de 2012

Evaluaciones II

El profesor más dañino no es el más severo ni el más vago ni el más quemado. Es el que culpabiliza al alumno desde su falsa bondad. Contra el profesor cabrón, aunque sea de pensamiento, uno puede rebelarse. Contra el bueno sólo se puede pensar: no soy digno de ti.

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