jueves, 20 de junio de 2013

Gusanito coreano

La otra tarde en el Decatlon de La Eliana me sucedió una de esas anécdotas que por sí solas justifican la felicidad de una tarde y hasta de un fin de semana. Resulta que voy a comprar cebo para pescar, y como hago siempre, me coloco junto a la nevera a esperar a que algún empleado se fije en mí (la nevera tiene un pequeño candado que impide el self-service). Cuando al fin llega, le pido una caja de gusanos coreanos. "¿Grandes o pequeños?" me pregunta, pues los hay de dos tamaños. "Pequeños", le contesto, y, con esa manía mía de justificarme, en este caso por hacer tan poco gasto, añado: "es sólo para matar el gusanillo". El tío me ha dado los gusanos sin mover una ceja, pero a mí, el chiste involuntario me ha gustado tanto que me he ido riendo entre dientes hasta la caja lo mismo que ese perro pulgoso de los dibujos animados.

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