El castigo de Sísifo: cuando llegaba
con su piedra a la cumbre de la montaña, ¿podría elegir de qué lado de la
pendiente hacerla rodar? Con ese pequeño margen de libertad, el castigo hubiera
sido más refinado: al esfuerzo físico y se sumaría el esfuerzo mental de dudar
durante todo el ascenso por dónde hacerla rodar.
Creo que el pobre Sísifo ya tenía bastante castigo. No hace falta añadirle cavilaciones. Cómo se te ha ocurrido esta malvada idea?
ResponderEliminarM.R
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