lunes, 30 de marzo de 2020

Ayer y hoy

 Giro la cabeza hacia el ventanal y allí está, la misma paloma blanca de ayer posada en el pararrayos de la escuela. Pero como hoy no es ayer deduzco que esa paloma no es la misma y si lo fuera, seguro que su imagen de hoy no coincide exactamente con la de ayer. La repetición de la imagen se debe a la imperfección de la memoria. Si en este confinamiento todo se vuelve igual a sí mismo es porque las imágenes y el sentimiento que las acompaña quedan nuestro recuerdo como abstracciones. Si fuéramos capaces de memorizar prolijamente los detalles del pasado todo sería novedoso en el presente y la diversidad de estímulos con que ansiamos compensar el aburrimiento que causa nuestra desmemoria, innecesaria.

3 comentarios:

  1. Lo que dices al final me recuerda a Funes el memorioso, aunque a la inversa, ya que él vivía en ausencia total de estímulos, a oscuras para aislarse de su propia memoria, o más bien para no imprimir nuevos recuerdos. Va un abrazo.

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  2. Es verdad, el vivía en un total confinamiento por exceso de memoria. Va un abrazo de vuelta.

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  3. Espero que esté este tiempo oscuro no deje más que una nebulosa y, después, caiga en el olvido.

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