Acabo de salvar a una extranjera y su nena pequeña de morir atropelladas por el tranvía. La cogí del brazo y la eché para atrás. Luego nos hemos quedado esperando en medio de la calzada a que terminaran de pasar los tranvías. Ella no dijo nada supongo que un poco por la vergüenza y otro poco porque no hablaba español. No se lo reprocho. La conductora sin embargo me obsequió con una sonrisa. Bien está, aunque actos así no precisan recompensa, en el mismo acto está la recompensa. Lo que sería inhumano es que mi mano izquierda no se hubiera enterado de lo que hizo mi derecha. Todavía no hemos llegado a ese grado de iluminación, estoy humildemente satisfecho y tampoco lo cuento por vanidad, no fue nada heroico sólo advertir lo que ella no advirtió. Gracias
Coda: Horas después al salir de la lavandería una parado también ante el semaforo una transeunte me advierte de que se me ha caido el móvil al suelo. Le di las gracias aunque a punto estuve de decirle que de nada.
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