Como género, el de los sobres de azúcar me parece infinitamente más rico en matices que el del haiku. Al menos el primero no renuncia al potencial del chascarrillo, tan nuestro.Y además es posmoderno.
Como género, el de los sobres de azúcar me parece infinitamente más rico en matices que el del haiku. Al menos el primero no renuncia al potencial del chascarrillo, tan nuestro.
ResponderEliminarY además es posmoderno.