miércoles, 16 de septiembre de 2009

Pensamiento anal

Independientemente de mis advertencias mi perra ha empezado a mear y cagar en la calle sin ningún problema cuando le ha dado la gana, es decir, en el momento en que sus esfínteres estaban lo suficientemente maduros para la tarea. Los niños, sin embargo, quieren a sus padres, tratan de complacerles y son mucho más conscientes del interés de sus progenitores en la caca, el pis y la retención. Por eso esta educación temprana deja en ellos muchas más secuelas físicas o mentales, y además de por vida: el avaro, el estreñido, el diarreico, el manirroto, el coleccionista son en muchos casos (hay también desórdenes vegetativos generalizados de origen más temprano) consecuencia de la desmesurada pasión de los padres por heces, pis y orinales.

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