domingo, 11 de julio de 2010

¿Por qué no las manos?

El otro día un amigo comentaba que Szymborska recibe a cualquiera que llame a su puerta (después de encontrarla, claro, por lo visto hay que preguntar en la calle e ir siguiendo su pista por toda Cracovia) con una sóla condición: no hablar de poesía.
Y me doy cuenta de que aquí se habla demasiado de ella (de poesía, no de Szymborska), y lo que no es peor ni mejor sino inevitable: a veces, digo cosas con un aplomo que estoy muy lejos de sentir. Porque, ya lo he dicho alguna vez, podría afirmar lo que afirmo y su contrario con toda la intranquilidad. Y tiendo a pensar lo mismo cuando oigo afirmaciones taxativas en bocas ajenas. Lo escrito en este blog nunca es definitivo, se modifica conforme pasan las horas hasta que, por suerte, se olvida. Alguna vez he comentado que es la emoción la que dota de contenido a los pensamientos, lo que significa que una persona emocionalmente estable (pongamos por caso un Kant) podrá forjarse una ilusión de identidad y morir en su cama de capellán soltero creyendo haber construido un sistema. Y otra, pongamos por caso un Nietzsche, no pasará del balbuceo aforístico, incapaz de autoengañarse lo suficiente como para no saber que todo pensamiento si se desarrolla acaba por contradecirse a sí mismo, y acabará intoxicado de metáforas muriendo esquizofrénico en brazos de su madre.
Y me percato de que Szymborska (busca una foto y mírale a los ojos) jamás hablaría de generalidades ni adjetivaría más de la cuenta al dar su opinión. Ella prefiere sentarse con aguja e hilo en un sillón orejero sabedora de que una labor de punto si no gusta se deshace, pero no se ensaña contra uno mismo como el pensamiento. Y cuando muera, si es que la muerte existe, no morirá soltera ni esquizofrénica.

3 comentarios:

  1. Comparto la sensación de que lo único posible es el balcuceo, el decir sin jurar y luego desdecir sin jurar, porque, una vez en la vida, uno se da cuenta de lo que Von
    Hofmannsthal dice en la boca de lord Chandos, y a partir de ahí la caída por la borda del significado de las palabras, especialmente las graves y abstractas, es irreversible.

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  2. Gracias por la referencia, Berti, no la conocía y mola. La cuestión es como salir de la mudez sin caer en el relativismo facilón. Tal vez si aprendemos a describir nuestros zapatos con solvencia...

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  3. Ayer una amiga me decía que iba a hacer un ayuno de palabras. Consiste en no utilizar la voz, y dejar que pase el tiempo...

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