viernes, 30 de septiembre de 2011

Un millón de amigos

Mientras esperaba a que saliera el café de la cafetera me he puesto a jugar a las correspondencias y he pensado que quienes prefieren la Ilíada a la Odisea, prefieren Nacho Vegas a Antonio Vega, Dylan a Cohen, El Coyote a Correcaminos, Machado a Vallejo, Los Hermanos Karamazov a Anna Karenina, Salinger a Kafka y así un montón de elecciones todas muy difíciles. Luego he pensado que bastante tenemos con madrugar, con que no sea fin de semana toda la semana, con que nos toque en una cena enfrente de quien nos cae mal, con que casi nunca pique una dorada, con no poder tomar una cerveza cada noche con quien nos gustaría, como para encima tener que renunciar a la mitad del mundo. Y ya estaba a punto de elegir entre volverme sicópata o ponerme a llorar como un niño castigado sin postre cuando la cafetera se ha puesto a silbar y he apagado el fuego corriendo para no tener que elegir entre tomarme el café quemado o llegar tarde al trabajo.

9 comentarios:

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  2. Si me dedicas entradas voy a tener que seguir leyéndote... ¡eso es trampa!

    Respecto a lo de las elecciones, ésta en concreto es una cuestión de entrañas, de grado de ebullición sanguíneo, ni racional ni objetiva... y eso no se puede evitar (ni se debe, ¿no?)

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  3. Sí, nada más mezquino que elegir con una calculadora. Fíjate que Pascal, que además fue inventor de una máquina de calcular, decía eso de que el corazón tiene razones que la razón no entiende.

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  4. "Decidme ahora, Musas que poseéis olímpicos palacios y como diosas lo presenciáis y conocéis todo, mientras que nosotros oímos tan sólo la fama y nada cierto sabemos, cuáles eran los caudillos y los príncipes de los dánaos. A la muchedumbre no podría enumerarla ni nombrarla, aunque tuviera diez lenguas, diez bocas, voz infatigable y corazón de bronce: sólo las Musas olímpicas, hijas de Zeus, que lleva la égida, podrían decir cuántos a Ilión fueron." (Il, II, 484-892).

    Y sólo es el principio. Después de leer esto, ¿a quién le preocupa la cuestión homérica?

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  5. Vaya sí que son versos hermosos. Dan ganas de leerse toda la relación. !Y qué Musa tan inspirada y sensible que hasta se acuerda de los soldaditos de a pie!

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  6. Suerte que están ahí y que el poeta es lo suficientemente humilde como para saber que, si quiere acertar en el canto, debe invocarlas.

    Ay, sí que dan ganas de leer todo el catálogo, sí. Y la despedida de Héctor y Andrómaca, y el último (y único) diálogo entre Héctor y Aquiles, y el rescate del cadáver de Héctor. Y así podría seguir eternamente.

    Creo que mi movilidad reducida de hoy es un gran argumento para quedarme a solas con mi "tesoro". Lo acabo de decidir.

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  7. No paro de darle vueltas a aquello de "haber vivido cien años antes" (mientras veo mi libro, también centenario, sobre la mesita de noche). Si me prestas la idea, me la quedo para los momentos de crisis.

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